Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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¿Hacia dónde va la formación?

Escribe Laura Hojman
¿Hacia dónde va la formación?. Notas y comentarios. La Nueva. Bahía Blanca

En un país de interrupciones y discontinuidad de políticas educativas, de ‘entierro’ de programas y planes en cambios de gestiones, muchos integrantes de la comunidad preguntan qué realizan los funcionarios con los insumos que dan las evaluaciones educativas nacionales e internacionales y si lo “invierten” en la formación docente.

También surgen dudas respecto a si los resultados de los Operativos Nacional de Evaluación (ONE), que Argentina instauró en 1993, y las pruebas internacionales PISA y las regionales de UNESCO tienen su correlato en los futuros educadores en los institutos nacionales de Formación Docente.

Por estos días, hay un consenso irrebatible: Desde el ministro de Educación nacional, Alberto Sileoni, hasta el último de los llanos ciudadanos reconocen que estamos rezagados en el aprendizaje de Lengua y Comprensión Lectora respecto a nosotros y otros países, aunque las explicaciones son tan variadas como los interlocutores.

Están los pedagogos que reconocen que “hay inclusión educativa pero sin la calidad correspondiente”, o quienes sostienen la teoría de que el actual formato de la escuela primaria y media “caducó” y que “los alumnos reclaman mayor libertad y autonomía de cursada”.

También son muchos quienes defienden la “ausencia de cultura del esfuerzo y de la superación que se transmitía décadas atrás en el aula”, producto de la decadencia educativa de los años 90.

La directora del Instituto Nacional de Formación Docente (INFD), Verónica Piovani, inquirió días atrás en un Seminario Internacional desde su lugar “¿De qué manera producimos transformaciones institucionales y pedagógicas en las prácticas y formamos a los docentes para que crean en el derecho a la educación?”.

Piovani admitió que “a veces creemos que honramos al derecho a la educación, pero las prácticas de formación no lo hacen”, dijo ser crítico con algunos resultados y también sostuvo la necesidad de definir “cuál es el lugar del Estado en para garantizar el derecho a la educación”.

Graciela Krichesky, doctora en Educación y directora del programa para directores de Secundaria de Fundación Cimientos, explicó que las pruebas nacionales e internacionales “son mediciones que colaboran con la toma de grandes decisiones vinculadas a las políticas educativas”.

Para ella, la información o insumos que dan las evaluaciones deberían complementarse con una profunda indagación sobre las prácticas de enseñanza que se llevan a cabo en las aulas”.

Para la pedagoga, es importante “correrse” de lo que aprenden los estudiantes hacia “qué se enseña y cómo lo enseñan los docentes”.

La formación docente gratuita y en servicio, es decir dentro del horario normal de actividad de los maestros, fue impuesta en estos últimos años. Actualmente está a cargo de organismos del Estado en trabajo conjunto con los sindicatos del magisterio, por lo que los resultados no se verán en el corto plazo.

En las dos gestiones del menemismo, los educadores que eran empujados a capacitarse para ganar la “carrera del puntaje” y promover, solo así y no por su capacidad a cargos superiores, debían costearse de su bolsillo con magros salarios la capacitación que brindaban instituciones particulares, en muchos casos de dudosa reputación.