Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Desnaturalizar el presupuesto

Escribe Cr. Oscar Dante García

Solía afirmar el padre de la Constitución Nacional, Juan Bautista Alberdi, que la ley de Presupuesto adquiere singular importancia para la suerte del país. También sostenía el Barón de Montesquieu que “en cualquier país donde impere el orden republicano bien entendido, el presupuesto identifica ese orden, evidenciando de manera elocuente la división de poderes del Estado”.

Partiendo de esos conceptos, y de la esencia del Presupuesto Público, podemos afirmar que ese instrumento de planificación y control es factor determinante de una República. Si se desnaturaliza, en esa misma dimensión se deterioran la calidad republicana.

En nuestro país, y sobre todo en los últimos años, ha sido notorio el deterioro de tan valioso instrumento y esto no ha sido casual sino deliberado, con el propósito de que uno de los poderes del Estado adquiera supremacía sobre los otros, tomando decisiones unilaterales en cuanto a la administración y destino de los dineros públicos, a espaldas de la ciudadanía. La desnaturalización se materializa en el incumplimiento de normas fundamentales emanadas de la Constitución y de la ley de Administración Financiera y al mismo tiempo a través de prácticas de gestión, de las que citaremos seguidamente algunas.

a) Es habitual que, al elaborarse un proyecto de presupuesto, sean subestimados tanto gastos como recursos, en el primer caso para pretender demostrar que el gasto público se reduce y en el caso de los recursos con el fin de utilizar durante la gestión excedentes de recaudación destinándolos a gusto y paladar a gastos no autorizados por el Congreso.

b) Se suelen utilizar deliberadamente pautas engañosas para su elaboración. Tal es el caso del presupuesto de este año. Veamos tres de ellas: valor del dólar, $ 6,33 para todo el año -actualmente su valor oficial ya es de $ 8,44-; una pauta inflacionaria para 2014 del 9% -la realidad sugiere que al cabo del año oscilará en el 40% como mínimo-; el crecimiento del PBI se estimó en el 6,2% -pronósticos prudentes indica que se registrará un decrecimiento que oscilará entre el 1,5 y el 2%-. La mentira ha sido tan aviesa que la propia Secretaría de Hacienda admite que en los primeros seis meses se había ya consumido el 82% del total presupuestado, razón por la cual en fecha 2 de agosto de 2014, por Decreto de Necesidad y Urgencia 1.246, el Ejecutivo genera un incremento presupuestario del 22,5% -199.044 millones de pesos-, superando con ese incremento, y por primera vez en la historia, el billón de pesos; dicho sea de paso, la medida se adopta sin la intervención del Congreso, la mitad del incremento se destina a subsidios y el financiamiento proviene de excedentes de recaudación, de adelantos del Banco Central y de emisión de deuda utilizando fondos del Anses por alrededor de 137.000 millones de pesos.

c) El presupuesto 2014 contiene un engaño notorio en materia de endeudamiento: en los primeros artículos se plantea un endeudamiento autorizado de U$S 57.000 millones -amortizaciones: U$S 44.300 millones-, pero en artículos siguientes, y de manera solapada, se van incorporando sucesivas emisiones de deuda que suman U$S 117.600 millones, evidenciándose una diferencia de U$S 60.600 millones. Afirma el Dr. Héctor Giuliano al respecto: “El hecho denota una enorme irresponsabilidad al contraerse obligaciones sin capacidad comprobable de pago”.

d) Aprobación del proyecto por parte del Congreso a “libro cerrado”: la orden de la Casa Rosada a los legisladores oficialistas consiste en “no mover una coma” del contenido del proyecto -esto ha sucedido recurrentemente desde hace varios años-. Frente a esta realidad, cabe preguntarse: si se procede de este modo con la llamada “ley de leyes”, ¿qué puede suceder con las otras leyes de inferior rango? ¿No se está vulnerando deliberadamente la división de poderes, violándose el artículo 75, inciso 8, de la Constitución Nacional, debido a que el presupuesto, debiendo ser sancionado por el Congreso en la realidad, lo “fija o sanciona” el Ejecutivo y el Congreso solo se limita a avalarlo a manera de “escribanía”?

e) Tratamiento falaz de los subsidios contenidos en los presupuestos: con el último incremento del presupuesto 2014 los subsidios ascienden a 231.071 millones de pesos (22% del total de gastos). Según la ASAP, representa un incremento respecto de 2013 del 64,6%. La mentira en esta materia también se manifiesta en cuanto al destino que se otorga a los subsidios: hagamos una simple comparación tomando como ejemplos los ejercicios 2003 y 2014 -en porcentajes sobre el total del gasto-- Salud: en 2003, 4,5 y en 2014, 2,0. Servicios Sociales: 2003, 6 y 2014, 5. Energía y minería: 2003, 0,37 y 2014, 7,8. Transporte: 2003, 0,07 y 2014, 3,4. Debemos agregar que conceptualmente los subsidios no pueden ser permanentes, deben ser coyunturales. Superada la coyuntura, deben eliminarse; de lo contrario devienen en nocivos.

A propósito creo oportuno transcribir declaraciones formuladas días pasados por el presidente de Bolivia: “Los subsidios a los hidrocarburos y alimentos deben ser contingentes, no pueden permanecer largo tiempo, el gobernante debe atacar las causas de los problemas y no las consecuencias, y menos de esa manera. Si el subsidio permanece se convierte en un cáncer social -al igual que la inflación, que en Bolivia es del 4 o 5% anual-. Se deben eliminar procurando no afectar al pueblo. En Bolivia estamos trabajando con economistas de diversos espacios en pos de ese objetivo”. Fueron solo cinco ejemplos de prácticas no deseadas, de manipulaciones presupuestarias, de una lista que es mucho más extensa y que convierte al presupuesto nacional en un virtual “dibujo” compatible con el “relato oficial” de la gestión y con la mentira descarada a la ciudadanía.

Estos comportamientos delatan que estamos inmersos en un deterioro institucional cada vez más difícil de componer.