Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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Banco Central: ¿una nueva bomba en gestación?

Analistas advierten por el uso excesivo de un incentivo para la colocación de títulos públicos. 

La desactivación de la bomba Leliqs es una de las pocas buenas noticias que podía dar el gobierno en medio de la complejidad de la economía actual. Pero como el diablo está en los detalles, el uso excesivo de un mecanismo para incentivar la colocación de bonos entre los bancos genera preocupación entre algunos analistas, quienes aseguran que la cuenta regresiva del reloj de la bomba sigue corriendo.

Así, la actual administración había logrado achicar drásticamente el stock de Letras de Liquidez (Leliqs) que tenía el BCRA. Las Leliqs son un instrumento de regulación monetaria cuya utilidad radica en que permitan sacar pesos excesivos del sistema, evitando su huida hacia el dólar y las previsibles consecuencias inflacionarias.

Sin embargo, el ministro Luis Caputo dejó de lado a las Leliqs, un instrumento muy manchado políticamente, utilizando, en su reemplazo, a los bonos del Tesoro como instrumento para la captación de pesos. El problema se genera porque dichos bonos no son de fácil colocación con el complejo historial de crédito de la Argentina, por lo cual, se acude a un "gancho" que permita facilitar esta tarea.

Y el "gancho" son las llamadas opciones de venta o "puts", una especie de seguro que el BCRA le otorga a los bancos por la compra de esos títulos públicos. En rigor, estos puts le dan al comprador del bono el derecho, pero no la obligación, de venderlo a un precio predeterminado, de manera que se cubre de una eventual caída en su cotización.

Gracias a estos puts, el gobierno logró importantes éxitos en las colocaciones de bonos, a punto tal que el ministro Luis Caputo consiguió renvaciones de deuda históricamente altas.

Si bien los puts ya se usaban en el gobierno anterior, la diferencia es que últimamente se han incrementado de forma exponencial: su stock ronda los 16,3 billones de pesos, algo por encima de los 15,4 billones a que llegaron las Leliqs. Más de 11 billones de pesos fueron colocados durante la gestión de Caputo

El riesgo surge ante el ejercicio de esa opción de venta, ya que, por su elevada magnitud, el BCRA debería acudir a la emisión de pesos para recomprarlos, tal como advierte el economista y director en la consultora local Outlier, Juan Manuel Truffa.

“Un evento de venta de bonos obligaría al Banco Central a emitir, inundando la calle de pesos y aumentando la presión dolarizadora”, señala Truffa.

Bancos si, jubilados no

El otorgamiento de los puts es uno de los factores detrás del éxito de cada licitación de Caputo. De hecho, los bancos sólo compran los títulos si están respaldados con el compromiso del Banco Central de responder por ellos en el caso de una venta masiva de bonos.

La diferencia entre los puts y las Leliqs es que estas últimas generaban un interés períodico que se pagaba con emisión a los bancos, mientras que los puts sólo se deberían pagar si la entidad financiera hace uso de la opción de venta, la que, se recuerda, no es obligatoria.

Pero el uso excesivo de este mecanismo que resguarda a las entidades financieras es altamente cuestionable, toda vez que no se tiene igual consideración por los jubilados, a quienes el actual gobierno sometió a la peor licuación de haberes en muchos años (cayeron un 17% con respecto a los mínimos históricos de la década del 90) y no se los compensó, ni muchos menos, protegió, contra la inflación.