Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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El loop infinito de la economía nacional: vuelven las cuasimonedas

Para variar, noticias que parecen viejas y que engrosaban los archivos, copan la escena. 

Foto: archivo La Nueva.

En materia económica, Argentina es ese eterno loop donde lo que ya pasó, pasa otra vez. Y como no podía ser la excepción, la emisión de “monedas” propias por parte de las provincias para el pago de obligaciones, en respuesta al “no hay plata” del gobierno de Javier Milei, vuelve a ocupar un lugar destacado dentro del complejo panorama actual.

En rigor, no se trata de monedas propiamente dichas, toda vez que, según precisa el constitucionalista Diego Armesto, las provincias no pueden emitirlas, de acuerdo con lo que se especifica en nuestra Carta Magna en el artículo 126.

Los memoriosos refutarán recordando a los “Patacones” que la Provincia emitió allá por 2001. Pero no se trataba de monedas sino de títulos de deuda (bonos o letras) que se pagaban al vencimiento y devengaban intereses periódicos, de acuerdo con las condiciones de emisión que cada jurisdicción fijaba.

Al igual que hoy, las provincias justificaban la necesidad de recurrir a estos instrumentos por los problemas de liquidez que enfrentaban, aunque, por esos años, esto era consecuencia directa de la aplicación de la ley de Convertibilidad, donde se prohibía la emisión de pesos para financiar al Tesoro nacional, y que, al gozar de un amplio apoyo popular, la clase política quería sostener.

Para el caso puntual de Buenos Aires, se aplicaron esos títulos al pago de proveedores y empleados, y era la ley 12.727 de emergencia económica la que estipulaba las condiciones. El gobernador era Carlos Ruckauf y con el tiempo, fueron conocidas como “cuasimonedas”, dando a entender que aunque su uso para hacer transacciones terminó siendo impuesto por la necesidad, no llegaban a ser moneda.

Así las cosas, los “Patacones” (cuyo nombre era Letras de Tesorería para Cancelación de Obligaciones) y los Bonos de Cancelación de Obligaciones circularon hasta el año 2003. Mientras los primeros se emitían en pesos y a valores nominales de 1, 2, 5, 10, 20, 50 y 100 patacones, siendo cada patacón el equivalente a un peso-convertible (la moneda del 1 a 1), los segundos eran emitidos en dólares estadounidenses.

Los Patacones vencían el 25 de julio de 2002, fecha en el que cada Patacón se iba a poder canjear por su valor nominal más el 7% de interés, al tiempo que el Bono de Cancelación ofrecía intereses periódicos del 6% del valor nominal del mismo (dos veces por año, el 25 de enero y el 25 de julio) hasta 2004 inclusive, donde se pagaría en su totalidad.

Ambos títulos podían utilizarse para el pago de obligaciones provinciales no financieras (sueldos, jubilaciones del IPS, etcétera) y el Bapro debía recibirlos para cancelar créditos personales o hipotecarios. Convivían con la Letra de Coparticipación (Lecop), que la Nación distribuía a modo de asistencia financiera, y el peso.

Vuelve, todo vuelve

Volviendo al presente, La Rioja reflotó a las cuasimonedas y Buenos Aires estaría cerca de imitarla: según el corresponsal platense Ricardo Salas, el gobierno de Axel Kicillof analiza esta opción, ya que la Legislatura le avaló un pedido para tomar un endeudamiento en pesos por el equivalente a 1.800 millones de dólares que podrían servir para cancelar compromisos, algo similar a lo que ocurrió hace más de 23 años.

A diferencia de aquel lejano 2001, la razón obedece a la abrupta caída real (es decir, neta de inflación) de las transferencias mensuales que les realiza Nación en virtud de la cooparticipación de impuestos y leyes complementarias, la que fue cifrada en un 7,5 por ciento mensual. Buenos Aires (-11,1%), Salta (-7,8%) y Misiones (-7,4%) fueron, de acuerdo con el IARAF, las tres provincias más perjudicadas en lo que va de 2024.

Aunque la merma real en Ganancias e IVA son las principales razones que explican este desempeño, no se descartan presiones políticas sobre los gobernadores para tratar de aprobar la ley Ómnibus y el DNU, algo muy usual en lo que hace a la relación entre el poder central y las provincias a lo largo de las últimas décadas.

El final de la Convertibilidad en enero de 2002 y la inyección de pesos que permitió su derogación apartaron en forma progresiva a las cuasimonedas, de la mano de una economía ávida de liquidez que, tras varios años de depresión económica, renacía de sus cenizas.

Pero hoy, a 20 años de su desaparición y cuando sólo interesaban a los coleccionistas, todos vuelven a hablar de ellas. Otra vez, al inicio del loop.