Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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Basurales mal concebidos

Una extensa nota publicada por este diario en su edición del 9 del corriente dio cuenta de la existencia de varios “basurales a cielo abierto”, generados por los propios vecinos de esta ciudad, en los sitios más variados, en este caso más preocupantes por su cercanía con establecimientos educativos.
Integrantes de los jardines 917, 952, y Petete, en particular, manifestaron su malestar por la actitud de cientos de personas que, en una conducta censurable, se han hecho al hábito de arrojar basura en veredas y esquinas.
Se hace casi innecesario mencionar las consecuencias de semejante conducta, pero sí vale destacar que quienes arrojan basura en estos sitios no solamente están atentando contra una ciudad que es de todos, sino que generan riesgos entre los niños.
Porque, además de la basura “tradicional”, suelen arrojar animales muertos, escombros, plásticos, lo cual genera olores nauseabundos, proliferación de insectos y ratas, amén de afectar la estética del barrio, porque estos basurales terminan siendo puntos de atracción para personas que consideran adecuado seguir volcando basura.
Otra circunstancia preocupante es que el llamado de los vecinos a la Municipalidad pocas veces recibe una respuesta adecuada, la cual debiera apuntar, en un primer paso, a cortar ese tipo de conducta entre la gente y, en segundo lugar, a proceder a una rápida limpieza.
Porque si no se interviene se desarrolla de inmediato la “teoría de las ventanas rotas”, la cual señala que si en un edificio aparece una ventana rota que no se arregla pronto, inmediatamente el resto acaban siendo destrozadas. 
¿Por qué? Porque es divertido romper cristales, y porque la ventana rota envía un mensaje: aquí no hay nadie que cuide.
Lo mismo ocurre, por ejemplo, cuando aparece un grafiti en una pared. Si no se borra pronto, toda la pared aparecerá llena de pintadas. 
De ahí la importancia de mantener la ciudad limpia, las calles en orden, los jardines en buen estado.
Hay que limpiar estos pequeños basurales. Con una pala cargadora y un camión. Dejarlos tan limpios que desaliente su reaparición y ponga más en evidencia la pésima conducta de algunos vecinos a los que nada les importa el resto.