Con Pimpinela y unas 8.500 porciones de la Omelette Gigante, Pigüé celebró sus 132 años

Redacción de La Nueva.

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Agencia Pigüé

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El cierre de los festejos por el 132º cumpleaños de Pigüé dejó anoche en evidencia el tremendo poder de convocatoria del dúo Pimpinela, que a la hora de su actuación tenían un lleno en el anfiteatro del parque municipal.

Como nunca había pasado, casi no quedaba espacio para caminar entre la multitud, que en su gran mayoría prefirió la comodidad de una reposera pero que llenaron el espacio destinado al público, donde corearon cada uno de los tradicionales temas de un dúo que, pese al paso del tiempo, demostró estar totalmente vigente.

Previo al recital, la joven María Belén Perdomo, representante del club Deportivo Argentino, había sido elegido como Señorita Pigüé 2016.

Los festejo habían comenzado en horas de la mañana con la 18ª Omelette Gigante, un evento gastronómico único y gratuito. En esta ocasión se utilizaron 17 mil huevos en el plato principal y otros mil en una más chica apta para celíacos. Desde la organización estimaron que unas 8.500 porciones que se pudieron servir sobre el mediodía; las expectativas eran llegar a 7 mil.

Ayer hubo varios cofrades de otros países que asistieron para acompañar a sus pares argentinos, y que fueron nombrados Caballeros de Honor de la cofradía local: Whitney Atchetee y Elray Schexnaider, de Abbeville, Louisianna, EE.UU.; Alain Antoine, de Bessiéres, Francia ; y Déborah y Loic Lambert-Piette, de Malmédy, Liege, Bélgica, una pareja de recién casados que viajó especialmente.

A las 11.20 comenzó el desfile de los Caballeros con sus estandartes, junto a los gigantescos utensilios que se utilizan, y las dos gigantescas baguettes de 3,20 metros de largo y 35 kilos de peso cada una.

Con la presencia del intendente de Saavedra, Hugo Corvatta, quien participa activamente de la fiesta, se entonaron los himnos de Argentina y Francia. A las 11.30 comenzó la descarga de los huevos, donados por la firma San Miguel desde la primera edición de la fiesta.

A las 11.40 dio inicio la ceremonia de romper los huevos, que fueron colocados, batidos y salpimentados, mientras la gigantesca sartén de 4,20 metros de diámetro se calentaba.

A las 12.15 se vertió el aceite; cuatro minutos más tarde los más de 100 kilos de jamón cocido; a las 12.22 la ciboulette y, luego de que se dorara un poco la preparación, exactamente a 12.30 se vertieron los 17 mil huevos en la sartén principal y los mil huevos de la más chica para celíacos.

Esta vez la cocción insumió algo más de tiempo, ya que recién a las 13.25 el Gran Maestro José María Besada -tras probar el grado de cocción del singular plato- dio la orden de retirar la sartén del fuego. Luego, comenzaron a servir las porciones para que nadie de los que presenciaron atentamente toda la ceremonia, se quedara sin degustar el típico plato pigüense de su cumpleaños.