De cómo los gatos maúllan sobre el poder

Fernando Monacelli

fmonacelli@lanueva.com

Periodista y escritor. Egresado de la Universidad Católica Argentina. Se desempeñó durante 15 años al frente de la redacción de La Nueva. Actualmente, es el CEO del grupo La Nueva.

Y ahora dicen que la denuncia contra CFK por el encubrimiento de Irán en la investigación del atentado a la AMIA se cae porque a Nisman "le gustaban las minas, los gatos". Es ridículo.

Si su gusto fuera tan relevante, en la Argentina no se mantendría en pie un solo proyecto de ley o acción administrativa o plan económico o lo que se les ocurra que pudiera haber salido de un organismo de gobierno. Todo se hubiera derrumbado, como la Cenicienta, después de las doce, en algún boliche de Recoleta o Palermo.

Más aún, es probable que, salvo las encíclicas papales (y esto sin ir demasiado al pasado), el resto de las acciones de gobierno, de justicia o de administración pública de cualquier país del mundo estaría también por el suelo. Es que las mujeres jóvenes y "alocadas" son algo así como la mozzarella en la pizza del poder. Las porciones siempre tienen mozzarella, las grandes y las chiquitas. Algunos comerán más tomate o jamón crudo o panceta y otros menos, depende del tamaño de su porción. Pero si comés de esa pizza, algo de mozzarella vas a tener en el plato. Lo que hagas después es cosa tuya. Pero una buena cantidad se la embucha, créanme.

Algunos, tal vez, son más desbocados o expansivos que otros, es cierto. Ahí está el titular del Fondo Monetario Internacional, Strauss Kahn, que declaró tener una sexualidad voraz o algo así, para justificar sus fiestas con menores.

¿Y el padrillo de Anillaco? Un desaforado. En su caso, además, cada vez que aparecía una foto de él con algún "modelo" subía en las encuestas, sin mencionar el orgullo que sentían por su patrón "patilludo pisador de todas las gallinas" (como decía un amigo), muchos de los que ahora critican a Nisman por sus fotos de la noche maulladora.

Alguien me hizo un chiste sobre el asunto. Dijo que ahora habrá que cambiar los carteles en la próxima marcha del silencio: en vez de "Todos somos Nisman", serían "Todos queremos ser Nisman".

También está la cuestión de que el fiscal le comía la mitad del sueldo a Lagomarsino. Si los escandaliza o confunde esto pueden asesorarse en cualquier Cámara Legislativa: hay muchísimos expertos en el tema.