Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Dos empresas compiten por iluminar Bahía

Una china y otra de EE.UU. pretenden ocuparse del recambio de 32 mil lámparas por tecnología LED.
El recambio busca dar sustentabilidad a un sistema que emplea vapor de mercurio.

Adrián Luciani

aluciani@lanueva.com

A mediano plazo Bahía brillará más y en numerosos barrios las noches serán menos cortas y peligrosas. Hasta ahora son dos las empresas que pujan por quedarse con un negocio de 10 millones de dólares y que incluye el recambio de 32 mil lámparas de vapor de mercurio por otras de tecnología LED, que permiten más iluminación con menor consumo.

Se trata de la estadounidense General Electric Co (GE) y la china Cecep Latticelighting Co, la primera un gigante mundial en este tipo de negocios y la segunda un competidor de peso que se destaca por haber tenido a su cargo la iluminación de las Olimpiadas de Beijing 2008.

Los directivos de la firma china estuvieron reunidos con el intendente Héctor Gay a fines de junio y los de GE el martes pasado.

“Estamos viendo distintas alternativas, pero este año no tenemos presupuesto, así que la idea es comenzar en 2017”, dijo Gay a "La Nueva".

En el caso de General Electric, sus representantes explicaron que poseen tres líneas de alumbrado público, las cuales varían en materia de prestaciones y complejidad. A las lámparas LEDs comunes les siguen otras que se manejan mediante computadoras, mientras las más sofisticadas, con un alto costo, poseen cámaras de video.

GE no ofreció financiación, aunque Gay recordó que el Banco Provincia posee líneas crediticias o podría armar algún fideicomiso para que el municipio pueda acceder a créditos.

En el caso de la firma china, el intendente dijo que posee una línea de financiación mediante la cual el municipio podría ir pagando la inversión en cinco años, gracias al ahorro energético logrado con la puesta en marcha de la tecnología LED.

Aunque más caras que las lámparas de vapor de sodio a alta presión, las LEDs son técnicamente ventajosas: más eficientes y duraderas. Incluso no parpadean, tienen mejor rendimiento cromático y sin mercurio y con reencendido instantáneo.

Bahía Blanca debió esperar la llegada del siglo pasado para contar con un incipiente servicio de alumbrado público, alimentado con energía eléctrica.

Hasta entonces, y con el paso del tiempo, se fueron sucediendo, en cada esquina, antiguos y poco eficientes faroles que utilizaban aceite, querosén y alcohol carburado de La Teutonia.

Luego de algunas experiencias frustradas, en 1900 se instalaron 60 focos eléctricos en esquinas céntricas y, al año siguiente. la energía eléctrica hizo su aparición en los hogares bahienses.

En más de una oportunidad, accidentes y desperfectos pusieron en jaque el nuevo servicio, hasta que, en 1905, se resolvió el cierre de la usina de Fitz Roy, reemplazada por un sistema de iluminación pública alimentado con gas, proveniente de la usina de Villa Rosas.

En 1906, el Ferrocarril Pacífico comenzó a construir la usina de Brickman y Donado, desde donde partía un cable de alta tensión que, luego de pasar por un transformador en la esquina de España y Saavedra, abastecía 157 focos en el radio céntrico.

El servicio fue inaugurado el 18 de marzo de 1907, ofreciendo iluminación desde la caída del sol hasta el amanecer. Con anterioridad al proyecto, impulsado y materializado por Guillermo Harding Green, la ciudad quedaba completamente a oscuras a partir de las 2.30.