Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Kicillof minimizó el impacto en la economía

El ministro de Economía volvió a negar en la víspera la cesación de pagos. Manifestó, en tanto, que de ninguna manera se opone a un acuerdo entre privados.
El ministro Kicillof, ya en Argentina, volvió a negar el default, como lo hizo tras las negociaciones en Nueva York.

El ministro de Economía, Axel Kicillof negó de nuevo que Argentina hubiera caído en default, minimizó su impacto en la economía y dejó en claro que "no" se opone a un acuerdo entre privados.
 Durante una conferencia de prensa en el Palacio de Hacienda, Kicillof hizo saber que "el Gobierno no se opone a un acuerdo entre privados", aunque en paralelo fustigó la propuesta que realizó la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino.
 "Me vengo a desayunar que los bancos iban a poner plata para comprar la deuda a los buitres", pero que "si no se les devolvía, estaban asegurados en SEDESA", objetó.
 El ministro recordó que SEDESA es el fondo de garantía que se creó en 1995 con los "depósitos de la gente" para poder responder si algún banco tenía problemas "o sea que estos fondos son de todos los argentinos", planteó. “Si los bancos argentinos creen que es conveniente y quieren poner plata está bien, pero que pongan de la suya", agregó.
 Señaló que "desde el punto de vista económico es factible que suceda un acuerdo entre privados, porque hay muchos privados que tienen incentivo para hacerlo".
 Kicillof dijo que Argentina no está en default y planteó argumentos conocidos para indicar que "ya pagó".
 Remarcó que es "una pavada atómica" decir que el país entró en cesación de pagos. "Argentina hubiera entrado en default si algunos de los eventos de default hubieran ocurrido y el gran problema es que ninguna de esas condiciones, que constan en los contratos, ocurren hoy", enfatizó Kicillof.
 Kicillof explicó que para llegar a ese estado deben cumplirse algunas condiciones fijadas en los contratos "y ninguna se cumple en esta fecha": el no pago, el incumplimiento de otras obligaciones, el incumplimiento cruzado, la moratoria o que el deudor objete la validez de los títulos públicos.


ANALISIS / Escribe Miguel Angel Rouco (DyN)

¿Se avanza hacia un  nuevo canje?

No es cierto que la Argentina no esté en default. El país, una vez más, cayó en cesación de pagos, ya que no cumple con los contratos de la deuda y con un fallo judicial perdido en dos instancias. Después se verá a quien se le atribuye el incumplimiento.

La administración Kirchner dejó pasar una oportunidad inmejorable para regularizar el frente externo, que le había sido esquivo desde que asumió, en 2003.

Hubo tiempo más que suficiente para normalizar la situación. No hay excusas. La impericia fue el rasgo distintivo de esta gestión.

El fallo de Griesa representa apenas el 0,003 por ciento del PBI. Pese a ello, el ministro Kicillof se escuda tras la cláusula RUFO para no cumplir con la sentencia, aunque otros factores, en especial, políticos pesan lo suficiente como para no allanarse a la resolución de la Justicia de los EE.UU.

Ni una eventual aceleración de los reclamos de los tenedores que entraron en el canje pareció conmover al ministro que insistió en que Argentina había cumplido con los vencimientos y que era el juez quien impide el cobro a los bonistas.

Tampoco que el ente fiduciario Bank of New York Mellon (BoNY)reiteró que no va a pagar a los bonistas porque tiene una orden judicial que se lo impide.

Estos dos aspectos combinados, obligaron a Kicillof a "bajar juego", figuradamente, y anticipó que ante un eventual pedido de default, "Argentina va a apelar y esto se va a judicializar".

Con esto, el Gobierno podría estar planteando, indirectamente, que ante tanta judicialización de la deuda, al Gobierno le conviene ir a un nuevo canje.

En esta situación de default, mal que le pese a la Casa Rosada, el principal derrotado es el gobierno argentino porque queda definitivamente aislado del mundo financiero y en la eventualidad de un nuevo canje será más difícil reunir acreedores que quieran recibir los nuevos títulos.

La mayoría de los acreedores de la Argentina son también grandes perdedores. No sólo porque aceptaron la quita para entrar al canje, sino porque no pudieron tener en cuenta que, utilizando el sistema legal de los EEUU, una minoría de holdouts tendría éxito en la detención de los pagos de la deuda reestructurada.

Esta debacle argentina va a fomentar las iniciativas de la comunidad financiera internacional para reducir las posibilidades de que los acreedores minoritarios puedan generar obstáculos en las reestructuraciones. Es decir, habrá menos espacio para los denominados fondos buitre.

Pero, este menor espacio tiene un efecto negativo para los deudores soberanos: el valor presente de los títulos en default será ínfimo y el canje mucho más difícil. Es aquí donde el Gobierno presenta su debilidad.

¿Por qué? Porque muchos acreedores van a preferir gatillar sus contratos de seguro de default, antes de ingresar a un nuevo canje.

¿Quiénes ganan siempre en los canjes? Los abogados, quienes cobrarán una montaña de dinero, al igual que los banqueros que intervengan, para intentar resolver lo que va a ser un galimatías de las obligaciones en mora.