El sol, venerado en pleno corazón de las lejanas comarcas andinas
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Con la salida del sol que marca el comienzo del solsticio de invierno, en la ciudad catamarqueña de Santa María se celebra la Fiesta del Sol, el Inti Raymi, la más importante del Mundo Andino. Ese día es el más corto del año y su noche la más larga.
La fiesta al dios Sol se celebra en el corazón del Imperio Inca y en las comarcas andinas en las que habitó este pueblo. Para ellos era el final de un ciclo y el comienzo de otro, y también el tiempo en que la Pachamama descansa y se prepara para recibir otra siembra.
Una fiesta en la que se reafirman las relaciones sociales entre los pueblos, y también con sus divinidades, y un espacio de profunda reflexión.
En Santa María de Catamarca cuando el primer rayo de sol se pierde en las lomadas del oeste de la ciudad, comienza la representación del último Inti Raymi que los andinos celebraron antes de la llegada de los españoles.
Una puesta en escena de la que participan 300 actores, que comienza mostrando cómo era la vida cotidiana de la gente en aquellos tiempos. Luego entran las parcialidades, entre ellas los yokaviles, anginaos y hualfines, acompañados de los “curaca”, los caciques.
Todos bailan, elevan ruegos, anticipan augurios y ofrecen sacrificios al Sol. Bailan para su padre Inti, le rinden cuenta de lo hecho y le dicen qué harán en el año que está llegando.
En estos rituales se destacan el Inka, y su esposa la Kolla, que se materializan como el sol y la luna, los grandes protagonistas de la fiesta.
El programa 2015 de la Fiesta del Sol en Catamarca ha incluido charlas sobre el cuidado del valioso patrimonio arqueológico de la provincia, un festival folklórico y una muestra de artesanías.
Para los visitantes se organizan excursiones hacia los atractivos turísticos cercanos, especialmente hacia los sitios arqueológicos, y hay una gran oferta de los platos de la cocina andina.
Sobre esta fiesta, ahora una “ceremonia andina recordatoria”, el mestizo peruano Garcilaso de la Vega dijo que era el más importante de los cuatro festivales que se celebraban en la plaza Huacaypata, hoy Plaza Mayor de Cusco.
Para Garcilaso era el comienzo del “tiempo circular”, porque no se concebía el tiempo como lineal, sino como un círculo cronológico. La celebración del Inti Raymi en Cusco, que en ese entonces duraba 15 días, se realizó por última vez con la presencia del inca en 1535.
El Inti Raymi actual de Perú es muy diferente y está dirigido especialmente a los turistas del mundo, un espectáculo del que participan miles de personas y que se inicia frente a Coricancha.
La nueva versión sigue un guión escrito en quechua, y es un espectáculo que derrocha colores, música y danzas, además de ser inseparable de la vida de los cusqueños en el mes de junio que está a punto de marcharse.