Gestiones por el Valentín Vergara
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Han pasado tres años desde que un incendio pusiera punto final a la existencia física de la casona que durante más de 70 años funcionó como Instituto de Menores con el nombre de Valentín Vergara, situado en la esquina de Almafuerte y Holdich.
El inmueble -lo que quedó de él- está inventariado como bien de valor patrimonial por el municipio, atendiendo, por un lado, que se trata de una casona diseñada por el arquitecto alemán José Baüerle, el mismo que diseñó el actual teatro Don Bosco, y, por otro lado, por haber sido la casa familiar de William Harding Green, quien fuera gerente del ferrocarril del Buenos Aires al Pacífico y una de las personas que desde su cargo impulsó el desarrollo de la ciudad.
El incendio, intencional, se encargó de consumir casi la totalidad de las instalaciones, dejando en pie la pared del frente y algunas cabriadas sueltas. Si bien los profesionales han mencionado que la estabilidad de esas partes no está en riesgo, sin duda son ruinas que de poco pueden servir para pensar en una posible reconstrucción del edificio.
también es justo mencionar que el lugar estaba muy lejos de conformar un espacio adecuado para su delicada función de servir de sitio de transición para menores de edad con cuestiones penales.
Repetidas descripciones de sus instalaciones daban cuenta de una competa precariedad, de falta de mantenimiento, de instalaciones defectuosas e incluso de advertirse las consecuencias de la necesaria falta de mantenimiento.
Lo cierto es que han pasado tres años de ese incendio y no ha habido desde entonces ninguna señal desde la Provincia para reconstruir el lugar.
Nunca ha sido incluido en el presupuesto, se desconoce cuál es la voluntad en la materia y los menores deben ahora ser derivados a instituciones alejadas de la ciudad, lo cual es contrario a la ley que rige en el tema.
De allí que resulte importante que la actual administración comunal, las entidades relacionadas con el tema e incluso las fuerzas vivas locales renueve las gestiones para recuperar el lugar, que las autoridades provinciales tomen conocimiento de la situación y asuman un compromiso en el tema.
Pero además que se considere aquella frase de que toda crisis es una oportunidad, y que la propuesta genere un espacio de calidad y acorde, donde quizá se pueda preservar algo de lo histórico pero también dar paso a una obra superadora y mejoradora de todo lo anterior.