Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Un control que no puede faltar

En las próximas horas será puesto en servicio el primer aparato adquirido por el municipio destinado a controlar que los automovilistas no estén conduciendo si han consumido algún tipo de sustancia que afecte su capacidad de manejar vehículos, en particular si se trata de estupefacientes o medicamentos inadecuados.

Del mismo modo que conducir con excesivo alcohol en el organismo conforma una situación de riesgo tanto para quien conduce como para cualquier tercero, también se sabe que haber consumido cocaína, marihuana, anfetaminas u opiáceos -entre otros- genera efectos como la sedación, la somnolencia, agitación y confusión mental, lo cual convierte la práctica de conducir un automóvil en algo completamente inconveniente y peligroso.

La prueba que se realiza a los conductores resulta similar a la que desde hace tiempo se realiza en el control del consumo de alcohol, aunque, en este caso, en lugar de tener que soplarse una pipeta que mide la cantidad de alcohol en sangre, se deberá ceder una muestra de saliva, la cual es analizada en el lugar y en pocos minutos permite conocer la presencia de algún tipo de droga o medicamento.

En una sociedad donde el consumo de drogas se ha convertido en uno de los flagelos que más preocupan, y al que se considera, además, uno de los principales generadores de actos delictivos acompañados de comportamientos violentos, resulta cuanto menos lógico que se establezca una herramienta que deje en claro que habrá un control destinado a desalentar a quienes, habiendo consumido cualquiera de esas sustancias, tenga la responsabilidad de conducir un vehículo por la vía pública.

Porque, además, debe asumirse que, en general, las personas no toman conciencia real de la peligrosidad que significa conducir un vehículo en condiciones completamente inadecuadas, sin disponer de la claridad mental necesaria ni las condiciones físicas para moverse dentro de un espacio público plagado de otros vehículos, ciclistas, motociclistas y caminantes.

Esta Falta de conciencia se traduce en accidentes donde demasiadas veces resultan víctimas personas inocentes y ajenas a esas conductas, a quienes se llora toda la vida, mientras que los responsables de semejantes hechos continúan su existencia como si nada hubiese ocurrido.

Sin duda, situaciones que pueden ser evitadas mediante controles que deben implementarse de forma rápida y eficiente, por el bien de todos.