Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Un recurso que se quedó manco

Cuesta entender el circo mediático que se montó a partir de una expresión que ni siquiera puede tomarse como desafortunada o desacertada, ya que estaba en consonancia con un concepto que ensayaba el ministro Florencio Randazzo, actual precandidato a presidente del Frente para la Victoria.

En una exposición de tinte informal que el funcionario daba sobre la actualidad política y, en particular, sus diferencias con otro precandidato de su partido, el gobernador bonaerense Daniel Scioli, refirió el momento en que la presidenta, Cristina Fernández, advirtió la imposibilidad de pelear por un tercer mandato y concluyó que, sin un sucesor natural, su proyecto de gestión “quedaba manco”.

En ese momento o, mejor expresado, “segundos después” de esos dichos -Randazzo no hizo un corte o una inflexión de voz acompañando a su frase-, varios de los presentes en el auditorio comenzaron a reírse sin ningún tipo de pudor y cada minuto con más énfasis.

Es que fueron ellos quienes, en sus mentes, relacionaron la palabra “manco” con la figura de Scioli.

Fueron los integrantes de este grupo denominado “Carta Abierta”, que se definen como un “conjunto de intelectuales” -formando un espacio no partidario, aunque sus referentes se identifican con el oficialismo- los que desdibujaron ese dicho, lo reinterpretaron, lo festejaron y llevaron al disertante a ser parte de una supuesta burla.

De allí que sí se debiera poner atención en que la supuesta intención de desacreditar a una persona (cualquier sea su actividad) por tener un brazo menos nació en la cabeza de esos intelectuales, de personas que, según el diccionario, se dedican al “cultivo de la ciencia y las letras”, que se relacionan con el entendimiento, “esa potencia del alma en virtud de la cual concibe las cosas, las compara, las juzga, e induce y deduce otras de las que ya conoce”.

El gobernador Daniel Scioli, como es sabido, perdió su brazo en un accidente náutico hace 26 años, y nunca ha hecho de esa circunstancia, desafortunada por cierto, un hecho relevante, distintivo o estigmatizante. Tampoco Randazzo parece haber querido recurrir a semejante chicana.

La vergüenza (o sin) queda en manos (tienen las dos) de quienes asumieron otra interpretación, de quienes celebraron la expresión y hasta llevaron al disertante a sumarse a esa postura injustificable. De los “intelectuales”.