Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Siempre cerca de las Malvinas

a poco de cumplirse 33 años de la fugaz recuperación de las Islas Malvinas por parte del gobierno del general Leopoldo Galtieri –el 2 de abril de 1982-, el gobierno británico confirmó en los últimos días, según el diario “The Sun”, su decisión de reforzar las fuerzas militares del archipiélago, argumentando que la Argentina “se está rearmando” mediante la colaboración del presidente ruso Vladimir Putín.

Mencionan además que el gobierno de Cristina Fernández es “completamente inestable”, dando a entender que una nueva invasión podría ser posible, con lo cual justifica la decisión de “reforzar” y “modernizar” las defensas británicas y asegurar la presencia de “suficientes tropas” para “una defensa correcta”.

La Argentina, a través de su embajadora en Gran Bretaña, Alicia Castro, definió como “una burda y sucia propaganda” la versión del diario inglés –reconocido por su perfil sensacionalista-, mientras que la presidenta de la Nación mencionó que nuestro país reconoce “el diálogo y la negociación” como único camino posible para resolver la cuestión.

Lo preocupante de la decisión británica, que muchos relacionan con una cuestión político-electoral interna, es que también se insinuó la necesidad de que nuestro país “abandone sus reclamos de soberanía”, asegurando que los mismos “no tienen fundamento”, y recordaron que el referéndum de 2013 entre los 2.900 habitantes del lugar reveló su voluntad de mantenerse bajo soberanía británica.

No hay lugar para muchos análisis sobre los dichos británicos según los cuales nuestro país recibiría 12 bombarderos de largo alcance rusos a cambio de carne y trigo, ni en que “persiste la amenaza” de un nuevo desembarco bélico, hecho descartado por Castro al asegurar que “nunca más va a ocurrir una guerra”.

Lo que sin duda es claro es que jamás la Argentina renunciará a sus derechos sobre esas tierras ocupadas en 1833 por los británicos y que, según el Comité de Descolonización de la ONU, se trata de un territorio no autónomo, administrado por el Reino Unido y cuya soberanía es disputada con la República Argentina.

Las Malvinas son argentinas. Ese reclamo no necesita aviones rusos ni mentiras inglesas para sostenerse.

Lo ratifica además cada soldado argentino que descansa en el cementerio de Darwin, los cuales son testimonio inapelable de nuestra definitiva pertenencia a esa tierra.