Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Inversiones de peso en la ciudad

El municipio deberá analizar por estas horas algunos pedidos de excepción para la normativa vigente en materia de construcción en la ciudad, con el objeto de dar lugar a uno de los emprendimientos edilicios más importantes de los últimos años, una inversión que se estima en 25 millones de dólares y un plan de obra que cinco años de ejecución.

El complejo a construir incluye dos torres de 24 pisos cada una, esto es, diez más de los que hoy permite levantar el Código de Planeamiento Urbano, y un edificio en esquina de cuatro pisos, todo implantado en los terrenos que, hasta la década de 1980, ocupara el molino harinero La Sirena, el cual quedó semidemolido y luego fue completamente desguazado.

Vale decir que la obra viene a poner un punto final a más de treinta años de abandono de tan destacada esquina –la de Dorrego y General Paz-, al tiempo de seguir revitalizando un área de la ciudad, cercana a la Estación Sud, que de a poco va convirtiéndose en lugar de oportunidades para todos aquellos inversores que empiezan a dejar de explotar sectores que, como se ha señalado en más de una ocasión, ya están sobrepoblados de edificios.

La propuesta resulta además muy interesante porque deja un importante porcentaje del suelo sin ocupar, lo que genera una considerable cantidad de áreas verdes en el sector.

Este último es un detalle que no ha tenido en nuestra ciudad mayor desarrollo a pesar de resultar sumamente favorble desde el punto de vista del armado urbano. También exige el proyecto la apertura de la calle sobre la vía férrea, como parte de la continuación de la avenida Napostá.

Si bien esa obra vial está aprobada por ordenanza municipal, vale decir que será financiada con dineros municipales, lo cierto es que abre la posibilidad de que también los privados ralicen un aporte que permita la eventual puesta en marcha de esa construcción, la cual es considerada, además, un aporte clave para mejorar la conectividad urbana.

Es de esperar, entonces, que los responsables de considerar esta propuesta tengan la flexibilidad necesaria que exige toda normativa relacionada con la ciudad, un organismo vivo que cambia, muta y exige constantes revisiones.

Una ciudad que, además, clama por este tipo de inversiones, generadoras de empleo y capaces de producir mejoras superadoras para la comunidad.