Argentina estrena un traje pesado en la Copa del Mundo de España

Redacción de La Nueva.

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Los jugadores se unen en el centro del Palacio de los Deportes San Pablo. Aplauden. Scola le pega en el pecho a Delía. Se dispersan. Lamas se queda con Mata. Hablan. Las palabras a esta altura a veces sobran. Comienza la Copa del Mundo. Es el debut de Argentina ante Puerto Rico. Lo que estaba previsto marcar el final de un proceso, hoy, finalmente, será el inicio de otro. Las ausencias de Manu -básicamente- y Delfino son, por el momento, indisimulables. El plantel quedó dividido: los muy jóvenes y los grandes.

“Es rara la situación -asume el DT Julio Lamas ante "La Nueva."-. Acá hay seis jugadores de treinta y tantos años que han estado en muchas de estas y otros cinco Sub 23 que no”.

-¿Cómo se divide la llegada de cada uno de ellos?

-En lo individual, unos necesitan una cosa y otros, algo diferente. Después, el jugador tiene que gestionar la diversidad. Y en lo colectivo, los veteranos y el cuerpo técnico tienen que llevar la situación adelante.

-¿Al entrenador las respuestas se las dan siempre los mayores?

-Todos las pueden dar. Es el momento para que aparezcan más jugadores que sorprendan positivamente.

Esta es la realidad argentina. Tiempo de recambio. Aunque acelerando el proceso de algunos. Hay que resetear la historia, fortalecer la paciencia y medir el crecimiento por encima de los resultados. Será un volver a empezar.

En 1986, en España también, el seleccionado nacional ocupó la peor posición en un Mundial: 12º. Después terminó 8º, 9º, 9º, 2º, 4º y 5º. Estos últimos tres marcan lo que fue capaz una generación. Eso sí, no se puede vivir del recuerdo. Definitivamente, hay que habituarse al tiempo presente y, para reafirmar el concepto de recambio, también al futuro.

“Tenemos que clasificar para la segunda fase y lo más arriba posible. Pronto tendremos dos pruebas. En 3-4 días podremos saber para qué está Argentina”, entendió Lamas.

Con algo más de perspectiva, en varios torneos por delante, recién podrá cosecharse lo que hoy comienza a sembrarse.