Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El regreso de un símbolo

Denzel Washington vuelve al cine de acción con El justiciero, en el que se reencuentra con el director Antoine Fuqua.
Foto: Archivo La Nueva.

Agencia EFE

Denzel Washington, ganador de dos Oscar, se transforma en un indómito vengador urbano para dar vida al protagonista de El justiciero, thriller en el que el actor se reencuentra con el director Antoine Fuqua (Día de entrenamiento).

En el filme personifica a McCall, un hombre que intenta pasar desapercibido hasta que las circunstancias lo empujan a descubrir que es una máquina de matar.

"Él está tratando de ocultar su pasado, quiere ser normal, encajar. Creo que tiene miedo de lo que es realmente, y está esforzándose por no ser esa persona. Esto le funciona por un tiempo", comentó.

El justiciero tiene su premisa en una serie de TV de la década de los 80 en la que el protagonista tomaba partido a favor de los indefensos y jugaba el papel de héroe, aunque el largometraje tiene su propia identidad.

El hombre entab la relación amistosa con una joven (Chlöe Grace Moretz) que vive sometida al violento control de la mafia rusa.

Tras una serie de abusos, decide ayudar a la chica cueste lo que cueste.

"Tenemos una película con el potencial para ser un éxito", comentó Washington, quien hasta la fecha no ha hecho ninguna secuela en toda su carrera.

"Espero que haya una razón para sostener una segunda parte. El boca a boca está funcionando y el estudio está encantado, pero para hacer una secuela necesitas un primer éxito", manifestó el actor.

"Quizá soy un tipo del pueblo, normal, con un trabajo extraordinario", dijo Denzel Washington, quien hace poco fue galardonado en San Sebastián, con el premio Donostia, consagrándose como el primer artista negro que recibe tal distinción.

 “Es un honor que a uno lo reconozcan y que premien el trabajo que vengo realizando. Soy un tipo normal y ordinario, que tiene la suerte de contar con un trabajo extraordinario”, afirmó.

 Aseguró que "no supone ninguna carga" ser considerado un símbolo de la comunidad afroamericana sino que, por el contrario, le encanta que los jóvenes vean en él un referente.

 Sin embargo, a la hora de dar consejos a las nuevas generaciones de actores, incluidos sus propios hijos, apuesta por iniciarse en el teatro, "estudiar prepararse y volver a estudiar".

 En una muestra de respeto hacia Sidney Poitier, el artista con el que se le ha comparado desde el inicio su carrera, Washington zanjó: "solo hay un 'Poitier', es mi amigo y nunca podré ser Poitier".

 Con medio centenar de títulos en su filmografía, Washington aseguró que no sabe si ha colmado ya su deseo de interpretar el papel de su vida, no sabe si ya lo ha hecho "o está por llegar", aunque ha mostrado que no es una cuestión que le preocupe.

 También se rió ante la posibilidad de que pueda representar al presidente estadounidense, Barak Obama.

 "Yo no estoy pensando en eso y él está muy ocupado", dijo sonriendo, pero sí adelantó que prepara un proyecto de televisión del que no dio detalles.

 ¿Ayuda sin extremos?

 De su personaje en El justiciero dijo que "todos tenemos la obligación de ayudar a los demás", pero él nunca llegaría a los extremos de la película porque cree en la Justicia.

 Justificó a los espectadores que aplauden los pasajes más violentos porque "están convencidos de que así se pueden arreglar las cosas" y ha defendido que las escenas de violencia evitan ser explícitas.

 "Durante la primera media hora el protagonista tiene buen corazón; él recomienda a su amiga de 15 años que sea lo que tiene que ser, pero él no lo hace consigo mismo. Ella sabe del dolor que él tiene dentro y él que tiene 50 años no lo ve".

 El guión de la película pasó también por la escritura del propio actor, que vio en su personaje síntomas de un transtorno obsesivo compulsivo.

 "Su forma de mirar el reloj, de comer a las 2 de la madrugada, o de abrir y cerrar puertas, de ejecutar una acción, evidencian ese diagnóstico”.