Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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Susana Cardonnet: algo de historia y trayectoria

Su ámbito de trabajo le permitió a Susana Cardonnet mantener contacto fluido con colegas de nuestra ciudad.

"César Grimoldi, primero; Daniel, su hermano, después, los dos solían prometerme que algún día yo vendría a dar un recital a esta ciudad, porque estaba enojada y decía que acá no me tenían en cuenta.

"Por suerte, tuve y sigo teniendo alumnos de repertorio como Marcelo Boluña, Cintia Verna y Luciano Lorenzetti... Varios que me visitan todos los años para perfeccionar su repertorio", señaló en ocasión de su reciente llegada a nuestra ciudad.

"De haberme criado aquí, seguramente hubiera asistido al Conservatorio de Música, porque mi madre era directora de orquesta, y el hombre con quien ella formó pareja después de separarse de mi padre y que me crió como si fuera su hija, era cantante. Así que respiré música desde muy chica.

"Ella no quería que fuera pianista de acompañamiento. Me impulsaba a ser solista y lo hacía desde que yo tenía apenas 4 años. Estudiar y empezar a dar conciertos a los 8 años para mí fue natural. Sí tuve conciencia del momento en que no avanzaba, cuando precisé encontrar un maestro, que fue Vicente Scaramuzza.

Con el tiempo, Cardonnet terminó haciendo su elección y nunca se arrepintió.

En el cielo

"La experiencia en el Teatro Colón, la de mi época, que fue entre 1982 y 2013, fue maravillosa. Cuando gané el concurso de maestro interno en verdad sentí que tocaba el cielo con las manos. ¡Había entrado al Colón!

"Cuando no tenía ensayo de concierto, que no pisaba el teatro durante el fin de semana, me dolía no ir. Y fue un tiempo que me brindó oportunidad de trabajar con Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, Mirella Freni, Sergei Mentchikoff, Renato Brusón... No me puedo quejar... Trabajé con los mejores".

Como decía el maestro

"Humildes. Los grandes, son humildes", subraya,

"Mirá: mi maestro de piano, Vicente Scaramuzza, me enseñó mucho, muchísimo. Pero una de sus enseñanzas fue el tino para percibir en las personas la humildad del grande y la soberbia del mediocre. Tenía dichos que se volvían reglas cuando uno las constataba con la experiencia. `No se preocupe, el corcho flota aunque lo quieran hundir´, decía cuando uno precisaba aliento para seguir.

"Los grandes artistas son maestros aunque no ejerzan la docencia --subrayó Cardonnet, quien cumple esa función para con muchos de los artistas más destacados de nuestro país--. Enseñan sin proponérselo y de cantantes, directores, reggisseurs, aprendí y estoy muy agradecida", confesó.

"A ver... ¿Que me hubiera gustado compartir escenarios con otros? ¡Claro! 'La Callas...´ Pero no era mi tiempo. Aunque sí alcancé a Alfredo Kraus, a quien conocí en España, en casa de Raúl Giménez", memoró sobre una vivencia que atesora.

Otro período

"Yo ahora estoy un poco más libre y dispongo de tiempo --dijo Susana, a tres años de su retiro del Colón--, y me encantaría seguir viniendo a dar recitales o clases porque sé que aquí hay un gran semillero a desarrollar", aseguró.

"En una ciudad donde hay un teatro, coreutas y un piano, se tiene gran parte de los recursos para empezar", alentó.

"Además, la lírica ha tomado nueva difusión. La gente gusta de escuchar arias, pero también alguna canzonetta, y en ámbitos alternativos al teatro.

"Bahía Blanca tiene mucho por hacer y yo me retiré de una función pero no me aparté de la música. Así que me encantaría visitar más seguido a mi ciudad".