Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Falleció el reconocido pediatra y neonatólogo Antonio Giuliano

Fue ayer en la ciudad de Buenos Aires. Tenía 66 años y una amplia trayectoria médica. Creó, hace más de 35 años, el Servicio de Neonatología del Hospital Privado del Sur de nuestra ciudad junto al doctor Ernesto Alda.
Foto: Facebook Guido Giuliano

   El doctor Antonio Giuliano, de 66 años, murió ayer por la mañana en Buenos Aires donde estaba siendo tratado por una enfermedad.

   De corazón le decían "el Tano" y quienes lo conocieron solo tienen palabras de elogio para referirse tanto a su persona, como a la excelencia con la que ejerció su profesión de médico.

   Las redes sociales se hicieron eco con profundo dolor, de la partida de un médico que no tenía restricciones a la hora de atender a sus pequeños pacientes y que no dudaba en contarles chistes y efectuarles "pases de magia" para hacer de la consulta un momento más ameno, tranquilo y cuidado.

   El diputado Marcelo Feliú fue uno de los que lamentó la partida del doctor Giuliano, pediatra de su hijo Bautista.

   “Se fue un ser extraordinario. La partida del doctor Giuliano fue un golpe durísimo, era muy importante para mi familia ya que atendió a mi hijo desde que nació y nunca dejó dudas de su calidad médica y humana. Hasta hace unos días, desconociendo su problema de salud lo contactamos porque Bautista se había descompensado. Nos contó de su problema y se tomó el tiempo de buscar a un colega para recomendarnos. Hasta en el peor momento de su vida, siguió atendiendo el teléfono, respondiendo mensajes y no dejó de preocuparse por cómo evolucionaba mi hijo. Era un excelente médico y un ejemplo de lucha, ya que siempre estaba buscando la manera de mejorar su profesión. Solo tengo elogios y agradecimientos para él, además del deseo de que muchos otros médicos lo tomen como ejemplo”.

   Con profundo dolor, una colega del ámbito médico, expresó la admiración que le profesaron siempre sus colegas.

   “Hablo desde el gran afecto y admiración que le tengo. Fue mi jefe cuando recién me recibí hace más de 20 años, y todo lo que aprendí del trabajo en el hospital fue porque él me lo enseñó de manera muy generosa. Luego fue el pediatra de mi hijo y nos fuimos transformando en grandes amigos. Era un 'tano' de corazón enorme, amaba su profesión y se dedicaba a ella sin restricciones. Me ha tocado ver 'grandotes' de 20 años en la sala de espera del consultorio que solo querían ser atendidos por él”.

   Además, agregó que “era un tipazo y que como pediatra, los padres de sus pacientes lo van a extrañar".

   “Daba seguridad, acompañaba, estaba al pie del cañón, aparecía por tu casa para ver a tu hijo un sábado o un domingo, no tenía problemas. Acompañó a rajatabla a cada uno de sus pacientes, tenía buen humor, una calidad humana única y como docente, era un 'capo' también. Por eso sus compañeros y colegas lo admiraron siempre. Lo vamos a extrañar todos”.

Laura Gregorietti