Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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“Los inmigrantes no son un peligro, están en peligro”

Francisco apeló a una clásica frase para criticar el rechazo a los afectados y pedir asistencia para ellos.
El Papa, con un chaleco salvavidas utilizado por una chica que fue encontrada ahogada.

Agencias Télam y NA

El Papa Francisco apeló ayer a una frase sencilla para recordar el drama de la inmigración, criticar el rechazo a los refugiados y demandar asistencia para ellos.

Los inmigrantes “no son un peligro, están en peligro”, afirmó el Pontífice durante su encuentro con la iniciativa “Tren de los Niños” en el atrio de Pablo VI del Vaticano.

Esta semana, tres naufragios en las costas de Italia acabaron con la vida de decenas de inmigrantes que intentaban llegar a Europa por el mar Mediterráneo en embarcaciones precarias.

La cita “Tren de los Niños”, que cumple su cuarta edición, este año fue dedicada a unos 500 niños inmigrantes, que llegaron a la Santa Sede desde Vibo Valentia, un municipio de Calabria.

“Nosotros niños prometemos que acogeremos a cualquiera que llegue a nuestra ciudad; no consideraremos nunca a ninguno que tenga un color de piel diferente, quien hable una lengua distinta o profese otra religión, como un enemigo peligroso”, expresaron los niños en una carta que entregaron al Papa y que fue leída por el Cardenal Gianfranco Ravasi.

Encuentro

Jorge Bergoglio se reunió ayer con niños cuyos padres migrantes murieron en la travesía en barco hacia Europa.

“Quiero pedirle al Papa que rece por mi familia, que ahora está en el cielo, y por mis amigos, que murieron en el agua y también están en el cielo”, demandó Siander, un adolescente nigeriano.

Los migrantes y jóvenes italianos se presentaron ante Francisco con dibujos en los que mostraban los peligros del mar y dejaron decenas de globos blancos en el Vaticano.

El Pontífice, de 79 años, mostró a los niños un chaleco salvavidas que, según dijo, le había entregado un miembro de los equipos de salvamento y que pertenecía a una chica que se había ahogado en el mar.

“Me trajo este salvavidas y me dijo llorando: Padre, he fallado. Había una chica, en las olas, pero no pude salvarla. Todo lo que queda es su salvavidas”.

“No quiero haceros mal, pero sois valientes y sabéis la verdad. Están en peligro: muchos niños están en peligro”, dijo el Papa a los menores, sentados en el suelo a su alrededor.

“Pensad en esa chica. ¿Cómo se llamaba? Yo no lo sé: una niña sin nombre. Cada uno de vosotros debéis darle el nombre que prefiráis. Ahora ella está en el cielo y vela por nosotros”, añadió.