Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El Papa Francisco, contra la “globalización de la indiferencia"

"Esta actitud egoísta alcanzó una dimensión mundial. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos", manifestó el Pontífice argentino. Y consideró que es uno de los desafíos más urgentes. Agencia EFE
“La mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida".

El papa Francisco consideró que uno de los desafíos más urgentes es el de afrontar la "globalización de la indiferencia", la actitud egoísta e indiferente ante el sufrimiento de los demás y que alcanzó una dimensión mundial.

El Pontífice hizo este llamamiento en el tradicional mensaje con motivo de la Cuaresma, el periodo que precede a la Semana Santa y que ayer presentó el Vaticano.

"Esta actitud egoísta, de indiferencia, alcanzó una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos", escribió el Papa.

Se trata de "un desafío urgente que cada cristiano debe afrontar", agregó.

El mensaje publicado bajo el título "Fortalecer los corazones" se centró en esta ocasión en la indiferencia ante el prójimo, pues como Francisco explicó, cuando las personas se sienten bien y "a gusto" se olvidan de los demás y "no se interesan de sus problemas, ni de sus sufrimientos, ni de las injusticias que padecen.

"Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien", lamentó en su epístola.

Jorge Bergoglio explicó que "Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre", pero lamentó que, "sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo".

"Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida", destacó.

En su mensaje, el Papa propuso pasajes de la Biblia para meditar acerca de esta renovación que deben hacer los católicos para evitar ser indiferentes.

"Si un miembro sufre, todos sufren con él", dijo el Papa, que invitó a "hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas".

Otra cita bíblica fue: "¿Dónde está tu hermano?" e instó a todos los católicos en primer lugar a "unirse a la Iglesia del Cielo en la oración" y "a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados".

Pero también recordó a la Iglesia que su naturaleza es "ser misionera" y "no quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres".