Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Vuelve a la ciudad un héroe de la Segunda Guerra

Finalmente, lo que parecía imposible será realidad. Los restos de Kenneth Langley Charney, el as de aviación bahiense que luchó con los ingleses durante la Segunda Guerra Mundial, serán repatriados desde Andorra a nuestra ciudad. La increíble historia del Caballero Negro de Malta --derribó 12 aviones enemigos, dañó seriamente a otros 16 y participó del Día D, en Normandía-- fue rescatada del olvido por el investigador local Claudio Meunier.
Vuelve a la ciudad un héroe de la Segunda Guerra. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

 Finalmente, lo que parecía imposible será realidad. Los restos de Kenneth Langley Charney, el as de aviación bahiense que luchó con los ingleses durante la Segunda Guerra Mundial, serán repatriados desde Andorra a nuestra ciudad.


 La increíble historia del Caballero Negro de Malta --derribó 12 aviones enemigos, dañó seriamente a otros 16 y participó del Día D, en Normandía-- fue rescatada del olvido por el investigador local Claudio Meunier.


 Autor de libros como "Alas de trueno", junto a Oscar Rimondi, y "Nacidos con honor", Meunier no sólo identificó la tumba abandonada de Charney en un nicho del cementerio de La Massana, sino que también evitó que sus restos terminaran en un osario.


 Luego sorteó los numerosos obstáculos que se presentaron para hacer posible, a comienzos del año próximo, el operativo retorno.


 "Ya tenemos la autorización de la viuda y el capitán de navío Juan José Membrana, ex combatiente de Malvinas e historiador aeronáutico, realizará las gestiones en Aerolíneas Argentinas para que todo se haga a través de nuestra línea de bandera.


 "Lo único que nos queda --agregó--, es definir quién irá a buscar los restos, serán una o dos personas, y habrá que hacer un agradecimiento oficial a la comuna de La Massana. Estimo que habrá algo protocolar entre ambos intendentes porque ese municipio de Andorra se interesó por el tema, puso una placa identificatoria en la tumba, etc.".


 En cuanto a la deuda de impuestos municipales que se mantiene por la tumba, Meunier dijo que asciende a 2.000 euros, pero que una persona de su confianza se hará cargo de saldarla. De todas formas, todo hace pensar que finalmente será condonada.


 Sobre el destino que tendrán los restos de Charney, dijo que evalúan dos lugares en Bahía Blanca.


 "Uno es el cementerio privado El Recuerdo porque está ubicado muy próximo al lugar donde funcionó la Aeroposta, en Villa Harding Green, y donde el padre de Charney abastecía de combustible a los aviones y él andaba corriendo y jugando.


 "La otra alternativa --agregó-- es el cementerio municipal. Yo sé que Cristian (Breitenstein) nos apoyará, pero tenemos que saber que los restos estarán en un lugar acorde y seguro".

La historia. Charney podría haber sido uno más entre los 800 argentinos que intervinieron como voluntarios en la Fuerza Aérea británica durante la Segunda Guerra Mundial.




 Sin embargo, supo protagonizar una historia tan apasionante como heroica, aunque coronada por un final sombrío, víctima del alcohol.


 Meunier dice que si bien nació en Quilmes, en 1920, Ken debe ser considerado bahiense porque su familia se radicó en nuestra ciudad cuando él apenas tenía meses.


 "Vivió en el Hotel Atlántico, que estaba en Brown y Colón, hasta poco más de los 13 años y luego los Charney se fueron a Rosario.


 "El era un chico bastante travieso, de esos que hoy serían llamados hiperkinéticos. A finales de la década del '20, cuando tenía apenas 10 años, le sacó el automóvil sin permiso a su padre y fue detenido en plena avenida Alem (en aquellos años conocida como avenida de las Quintas) por exceso de velocidad", agrega.


 Tampoco duda en calificarlo como el mayor as de la aviación argentina porque se le comprobaron 12 aviones enemigos derribados y otros 16 seriamente dañados.


 "Lo llamaban el Caballero Negro de Malta porque estuvo en la batalla de esa isla y era conocido por su temeraria táctica de atacar de frente a los escuadrones de bombarderos alemanes para luego liquidarlos uno a uno.


 "Allí, los pilotos tenían sólo dos opciones: la muerte o sobrevivir a una experiencia tan grande que, si lo lograban, se convertían en ases. Para tener idea de su importancia histórica basta agregar que Pierre Closterman, uno de los héroes más famosos de la aviación francesa, voló bajo sus órdenes y que aportó datos para el libro mediante una carta en la que recordó emocionado a su comandante".


 Luego de la Segunda Guerra, Charney tuvo varios destinos, incluso estuvo en Pakistán como agregado aéreo y, en 1970, la Fuerza Aérea saudita lo llevó como instructor.


 "Estaba jubilado de la RAF, pero necesitaba constantemente acción y consagró su vida al arte de la guerra", dice Meunier.


 Amante del esquí, una vez jubilado decidió vivir en Andorra, aunque un terrible estrés post bélico hizo que terminara buscando refugio en el alcohol.


 En 1982 murió de cáncer, seguramente desatado por la radiación nuclear a la que se expuso en la década del '50, cuando participó de pruebas atómicas en el atolón de la isla Navidad (océano Pacífico).


 Charney murió solo y en la más extrema pobreza. Su familia le dio vuelta la cara y fue Meunier el encargado de rescatarlo de su segunda muerte, el olvido, y no es poco.


 "Esto no es un logro personal. Sólo trato de hacer realidad su deseo personal de volver a la Argentina. Es cumplir con alguien que luchó por la libertad, contra algo terrorífico como el nazismo".

Decisión municipal. Según el intendente Cristian Breitenstein, la comuna hará todo lo posible para que los restos de Charney sean sepultados en el cementerio municipal y en una tumba acorde a su historia.




 
Adrián Luciani/"La Nueva Provincia"
aeluciani@lanueva.com