Una vida dedicada a la prevención y al servicio de toda la ciudadanía

Redacción de La Nueva.

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Fue una de las seis personas que resultaron heridas durante la explosión el pasado 4 de noviembre en un comercio de venta de motocicletas en Parchappe 1000.

Las secuelas están presentes. Nair “La Turca” Berardo tiene las cicatrices de los profundos cortes que sufrió en la cabeza, el brazo izquierdo, la espalda y una pierna por las esquirlas que volaron cuando, en pleno incendio, uno de los servidores públicos levantó la persiana del local y todo fue un caos.

Ensangrentada, "La Turca" centró su atención en ayudar y contener a sus compañeros de la Guardia Urbana, Defensa Civil, efectivos policiales y bomberos.

Hacía tan sólo un mes que trabajaba en el GUM, luego de haber pedido el pase de DC --el 1 de septiembre de 2015-- “porque necesitaba un cambio”, según admitió.

“Nunca dudé, no tuve miedo. Esa noche sabía que estaba sangrando, pero la adrenalina me llevaba a ayudar a mis otros compañeros que veía lastimados. La imagen que tengo es Ariel Enríquez (de DC), él me miraba y yo le hablaba para que reaccionara. Después, por momentos, parecía que me iba a desmayar pero no paraba, no me daba cuenta que sangraba”.

“A mi me enseñaron –dijo durante la entrevista que mantuvo con “La Nueva.”- a dar más por el otro que lo que te puede estar pasando a vos. Yo tenía la herida del brazo abierta y no me daba cuenta, como no me daba cuenta de mi estado en general”.

Mientras era asistida en el hospital Nair recibió innumerables llamados y mensajes de apoyo y agradecimiento por su desempeño.

Aunque, aclaró, “sólo hice lo que sabía; es mi vocación. Recién dos días después, estando en casa porque no podía ir a trabajar, me di cuenta que podríamos haber perdido la vida, pero eso no me detuvo ni me va a detener. Es la primera vez que soy protagonista de un hecho de esta magnitud, pero es la realidad que me toca vivir y no me arrepiento de nada”.

Reconoció que esa situación “me enseñó a tener más cuidado o más precaución, pero no tengo miedo”.

Sus comienzos

“La Turca” dio sus primeros pasos laborales en la delegación de Villa Rosas y luego pasó a la Dirección de Defensa Civil, en ese momento integrada por ocho personas, a cargo de Rodrigo Vivallo.

“Ahí trabajé junto a (José Luis) Holman, (Raúl) Lugones y (José Luis) Enríquez. Estaba en la parte administrativa y operativa de todo lo relacionado con temporales y eventos sociales"

"Estando de director Mario Tejeda me fui capacitando, estuve en las guardias y en la calle; la adrenalina está a full, comenzás a sentirla desde el momento en que salís”, comentó y destacó luego que “a veces no es lindo lo que encontrás y el apoyo de tus compañeros es muy importante, es la manera de poder canalizar una situación difícil que nos toca”.

“Amé Defensa Civil, estuve más de siete años y me encantaba el trabajo que hacía. Tengo los mejores recuerdos y momentos de mis compañeros. Hoy me toca estar del lado de la prevención, de darle seguridad a las personas, porque el GUM –-al mando de Abel Jesser-- no es un ente recaudador como nos ve la mayoría”.

“Ahora estoy en un corredor de seguridad donde tengo un ida y vuelta con el vecino, quienes nos saludan, nos preguntan y sacan sus dudas. El objetivo de reforzar la seguridad en la ciudad, en insistir, por ejemplo, en que usen el casco reglamentario y que los chicos vayan atrás. Cuesta, pero la intención es prevenir, concientizar”.

Y reiteró que el diálogo y la capacitación “son muy importantes” en su función y que “los agentes del GUM cumplimos muchas funciones y dejamos muchas horas a nuestras familias de lado para capacitarnos con el propósito de darle seguridad a la ciudadanía”.

Nair es una de las 173 agentes que integran el equipo de la Guardia Urbana que día a día colabora para que el tránsito en nuestra ciudad sea un poquito mejor.