Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Andar en bicicleta no causa riesgos de nivel urológico

La amenaza tampoco se extiende a la actividad sexual. Un estudio reciente demostró, inclusive, que se producen mejoras en quienes eligen pedalear como parte de la actividad física que se necesita.
Andar en bicicleta no causa riesgos de nivel urológico. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

David Roldán

droldan@lanueva.com

Quienes aman el ciclismo pueden respirar tranquilos.

Pedalear mucho tiempo arriba de la bicicleta puede causar molestias allí donde el cuerpo descansa sobre el asiento, es cierto, pero eso que desde hace tiempo se viene diciendo, de que andar en bici conlleva problemas urinarios y disfunción sexual carece de sustento científico.

Recientes estudios muestran que la presión prolongada en el perineo o área inguinal, que produce el asiento de la bicicleta, puede resultar dolorosa e, incluso, puede provocar una pérdida de sensación en el área.

Sin embargo, eso no conduce a la disfunción eréctil en los hombres y a problemas sexuales en la mujer.

"A medida que la popularidad del ciclismo aumenta, como pasatiempo y como deporte profesional, es importante que el público sepa que no hay un vínculo creíble con la enfermedad urológica o la disfunción sexual", declaró el doctor Kevin McVary, vocero de la Asociación de Urología de los Estados Unidos.

"Los hombres y las mujeres pueden beneficiarse del ejercicio cardiovascular del ciclismo sin preocuparse sobre efectos secundarios negativos para su tracto urinario o su rendimiento sexual", agregó McVary.

En todo caso, los ciclistas si eran más propensos a sufrir entumecimiento en el perineo, lo que resultó ser independiente del tipo de asiento de bicicleta que usaban (lo que, de paso, echa por tierra la utilidad de los llamados sillines antiprostáticos o asientos de bicicleta con un agujero a la altura de la próstata del ciclista).

Al mismo tiempo, los investigadores hallaron que los ciclistas tenían unas puntuaciones de salud sexual promedio más altas que los demás deportistas, por lo que sostienen que el beneficio del ciclismo para el corazón supera a cualquier riesgo urinario asociado con el deporte.

El estudio, cuyos resultados fueron presentados en la reunión anual de la Asociación Americana de Urología, realizada en Boston, involucró a 4.000 hombres que participaban en diferentes clubes deportivos de todo el mundo.

Dos tercios eran ciclistas que no nadaban ni corrían, mientras que el tercio restante estaba conformado por nadadores o corredores que no hacían ciclismo.

A los voluntarios se les preguntó sobre su actividad física, salud sexual y síntomas prostáticos y en el análisis de las respuestas se observó que la disfunción sexual y los síntomas urinarios no eran peores en los ciclistas que en los corredores o en los nadadores.

El estudio en varones tuvo una contrapartida en mujeres, en la que participaron 2.700 deportistas.

En este caso, nuevamente se observó que el ciclismo no tiene un efecto notable en la salud sexual o urinaria de las mujeres.

De hecho, las mujeres ciclistas resultaron tener unas puntuaciones más altas en la función sexual, mientras que los síntomas urinarios no eran distintos que los que refirieron quienes practicaban otros reportes, se concluyó en el estudio.