Con las manos

David Roldán

droldan@lanueva.com

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Tucun es una de las playas más bellas que tiene Buzios.

Porque sus arenas blancas nos refrescan de un sol que, por momentos, quiere dorarnos rápidamente la piel, como uno de los recuerdos que uno suele traerse de las tierras cálidas del Brasil.

Y, porque, a sus aguas a veces más frías y otras más tibias, con un oleaje aceptable, se le agrega una de las sensaciones que suele buscarse al momento de las vacaciones y es la de la tranquilidad.

Un domingo cualquiera, cuando los lugareños aprovechan su día libre para disfrutar como lo hacen los visitantes, se puede gozar de una circunstancia muy particular.

Y es cuando nos encontramos sobre la orilla algunos peces cortos y anchos a los que ellos bautizaron, entre otras formas, como "canguros", quizás, porque no dejan de saltar, buscando escaparse de nuestras manos.

Atrapados se los entregamos a quienes arman un fueguito entre piedras para que hagan lo suyo.

Les sacan el cuero (no tienen escamas) y los ponen a dorar. En pocos minutos estarán listos para saborearlos, con la recomendación especial de extraerle las espinas que salen rápidamente tirando de uno de los extremos.

¿Sabrosos?

Claro que son sabrosos y los degustamos con la particularidad de haberlos atrapado sin necesidad de anzuelo y carnada.

Con la mano, en medio de intensos saltos, presumiendo ellos su inminente final.

Sí, con la mano...