Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El campo minado comenzó a explotar

Ni 24 horas pasaron del gobierno de Mauricio Macri que los problemas que se avizoraban comenzaron a aparecer. El famoso “campo minado” al que aludía la mayoría de los economistas era una realidad y el objetivo ahora es desactivar las bombas antes de comenzar a transitar el camino.

Los compromisos que debe asumir el Banco Central con los contratos de futuros de dólar resultan un escollo que debe ser encarado de inmediato. Hasta marzo hay vencimientos por u$s 15.000 millones, que podrían costarle al gobierno no menos de $ 50.000 millones y hasta $ 70.000 millones, dependiendo de la cotización que tenga el dólar una vez que se sincere el precio.

Emitir semejante cantidad de dinero presenta varios problemas. El principal es que significaría un incremento de un día para el otro del 10% de la base monetaria, algo inédito. Alejandro Vanoli quedó en la mira de la Justicia por estas operaciones, que comprometen el arranque de la flamante gestión.

El exfuncionario tiene un argumento válido: el Presupuesto 2016 avala negociar un dólar de $ 10,50, porque justamente se fijó ese nivel y fue aprobado por el Congreso. Sin embargo, los montos son absolutamente desproporcionados. Y cualquier analista sabía que ese valor era insostenible después del 10 de diciembre ante el fabuloso atraso cambiario.

Federico Sturzenegger decidió tomar “el toro por las astas” y trata de desactivar este obstáculo mayúsculo. El apuro obedece a la necesidad de salir del cepo y unificar el tipo de cambio en forma urgente. Pero el primer paso es sincerar el tipo de cambio y en la etapa subsiguiente cerrar las negociaciones con los holdouts para acceder a financiamiento externo.

Pero antes de avanzar con ese dólar unificado hay que cerrar la negociación con quienes compraron dólar futuro. El argumento oficial es que la operación resultó espuria y que fueron muchos los inversores que se aprovecharon de la urgencia que tenía Vanoli para evitar que se dispare más el dólar en el mercado oficial. Por lo tanto, el flamante titular del Central salió a reclamar a bancos y empresas que acepten una importante quita y tomen bonos como parte de pago.

Para la administración entrante el desafío es no arrancar con un “default”, ya que está el riesgo de inclumplir con contratos firmados por un órgano del Estado como el Central, que hasta ahora venía totalmente limpio.

Es el Central el que tomaría los dólares de un préstamo puente acercado por bancos internacionales, contra la entrega de bonos en moneda extranjera. Y también llegarían a través del BCRA las liquidaciones de dólares de las cerealeras.

Nada de lo que está pasando es responsabilidad del gobierno de Macri, pero sí deberá hacerse cargo –como está sucediendo- de buscarle una salida ordenada.