Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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La palmera de la Payró

Escribe Mario Minervino

Hace 78 años, en junio de 1939, este diario daba cuenta del mal estado de una de las palmeras de la plazoleta Roberto J. Payró, en uno de los laterales del teatro municipal.

“En nuestra ciudad existen pocos rincones propicios a la meditación y el silencio. Nuestros parques y paseos principales no ofrecen esos vericuetos íntimos en los que los espíritus solitarios y cansados puedan solazarse en el silencio promisor de la naturaleza”, mencionaba la crónica como apertura.

“Eso no obstante, a las puertas mismas del centro de la población, la mano diligente del ingeniero Adalberto Pagano trazó esas dos plazoletas que constituyen un encanto de los sentidos: nos referimos a las de Garibaldi y Roberto Payró, que rodean al principal de nuestros coliseos”, se agregó. Para entrar de lleno en la situación a denunciar.

“En la plazoleta Roberto Payró una palmera está enferma. Esa palmera fue, poco a poco, inclinando su lindo penacho verde en una graciosa inclinación en que se ha ido acentuando como si quisiera rendir pleitesía a las edificaciones modernas que la rodean. Esa palmera es todo un símbolo. Aparece como herida por un mal incurable, como si sintiera dentro de su robusto y liso tronco, una de esas enfermedades cuyo origen nadie conoce y cuyo remedio no se puede obtener de por vida”, se dijo al describir una curiosa curva que hacía el tronco antes de llegar a su remate.

“La tristeza que trasunta esa palmera que ha perdido su elegancia y su prístina esbeltez, constituye en estos momentos un motivo más de atractivo de esa plazoleta, que rinde homenaje por su nombre, a uno de nuestros más amplios espíritus literarios”. Lo cierto es que a pesar de su “enfermedad” la palmera logró sobrevivir... hasta estos tiempos. El año pasado, profesionales del municipio consideraron que era inminente su caída y procedieron a talarla.