Control de precios

Redacción de La Nueva.

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Hace 84 años, en el mes de diciembre de 1930, la Municipalidad de Bahía Blanca intensificó sus medidas para evitar la constante suba de precios en la ciudad.

Todo había empezado dos meses antes, en octubre, cuando el interventor federal de la provincia alentó a los comisionados municipales a establecer “mecanismos de control de precios” en los artículos de primera necesidad, “como lo exigen las circunstancias económicas”.

Fue entonces que Florentino Ayestarán, comisionado local, inició las gestiones en dicho sentido, llamando a reunión a vecinos, comerciantes, industriales y abastecedores.

Su intención duró lo que un suspiro, ya que las tratativas fueron abandonadas apenas surgieron las primeras discrepancias.

Era “como si abrigara la esperanza de que la baja del precio de la carne, el pan y la leche se produjera por acto espontáneo de los que comercian con los alimentos o como un reconocimiento, por parte de estos, de que los precios que imponen son exagerados”, señaló este diario.

Mientras se instaba a Ayestarán a “encaminar sus gestiones en una forma más expeditiva”, se mencionó el ejemplo del comisionado de Tres Arroyos, quien había logrado un acuerdo con los matarifes, dejando el “puchero general” a 35 centavos el kilo, y establecido una carnicería municipal en Orense.

En La Plata, por otro lado, la comuna instaló ferias francas con precios máximos y, en Médanos, el comisionado arregló con los carniceros, dejando a 45 centavos el kilo de carne de capón, cortada de la res, sin elegir ni desgrasar, estilo campo.

Esfuerzos estatales por controlar los incontrolables precios de la canasta familiar. Como ayer, como hoy y como siempre.