Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Un escarnio inmerecido

Escribe Carlos R. Baeza

Sostiene el escritor israelí Yuval Harari que “la estupidez humana es una de las fuerzas más poderosas de la historia”. Y una prueba de ello han sido las declaraciones de tres insignes pensadores nacionales como lo son Julia Mengolini, Griselda Siciliani y Marcelo Tinelli, acerca del desfile conmemorativo del pasado 25 de Mayo. La primera de las nombradas afirmó que: “No sé ustedes, pero a mí los aviones de combate sobrevolando la ciudad me da muy 55. Escalofríos”, en tanto la restante sostuvo: “Todo bien con las tradiciones pero esto no lo entiendo…¿Militares marchando?” Finalmente Tinelli dijo: “¡Qué sorpresa! ¡Tenemos aviones de combate!”

La primera conclusión a la que cabe arribar es que estas lúcidas mentes acaban de descubrir algo que los argentinos ignorábamos: que los aviones pueden sobrevolar las ciudades; que los militares en los desfiles, marchan, y que entre esos aviones los hay de combate. Pero hurgando un poco más en esta lección de civismo es posible encontrar otros aspectos. Veamos.

Julia Mengolini nació el 2 de mayo de 1982 por lo cual es obvio que la mención al año 1955 se la deben haber contado. Sin embargo, es difícil entender la asociación que pretende hacer entre los aviones que bombardearon Buenos Aires el 16 de junio de 1955 con los que surcaron el aire en un desfile patriótico en 2017, máxime que por ser abogada debe haber estudiado nuestra historia institucional y por ende, conocer otros episodios similares. Así, por ejemplo, no parece sufrir “escalofríos” al recordar cuando el entonces capitán Juan D. Perón, como integrante del Comando de Operaciones encabezado por el Gral. Uriburu, derrocaran al presidente Yrigoyen el 6 de septiembre de 1930, afirmando que “solo un milagro pudo salvar a la revolución” y que ese milagro “lo realizó el pueblo de Buenos Aires que en forma de una avalancha humana se desbordó en las calles al grito de ‘¡viva la revolución!”

Tampoco aparenta padecer “escalofríos” al evocar al mismo Perón quien integrando el G.O.U, intervino activamente en el golpe del 4 de junio de 1943 que derrocara al presidente Castillo, ni menos aún que el nombrado, dentro de ese gobierno usurpador, ocupara la titularidad de la Secretaría de Trabajo y Previsión siendo igualmente designado como Ministro de Guerra y finalmente Vicepresidente; y tampoco que al pretender justificar ese movimiento afirmara que “Las fuerzas armadas de la Nación, intérpretes del clamor del pueblo, sin regir la responsabilidad que asumían ante el pueblo mismo y ante la historia, el 4 de junio de 1943 derribaron cuanto significaba una renuncia a la verdadera libertad, a la auténtica fraternidad entre los argentinos”. Y si bien al producirse el golpe del 28 de junio de 1966 que destituyera al presidente Illia, Perón se encontraba exiliado, Mengolini no dijo haber experimentado “escalofríos” cuando aquél diera su expreso apoyo a ese gobierno usurpador al decir que “el golpe de estado era la única salida para acabar con el régimen corrupto imperante en Argentina en los últimos tres años”.

En cuanto a la sagaz Siciliani, resulta al menos desconcertante que se pregunte por qué en el desfile hubo “militares marchando”. Precisamente el término “desfile” designa a un grupo de personas que marchan a pie, a caballo o motorizados, con un recorrido concreto en una celebración pública y que puede tener carácter militar o civil. Habla de tradiciones pero no entiende el hecho que los militares desfilen en un acto patrio y aquí cabe una preocupante reflexión: siendo alumna del primario ¿nunca participó o al menos tomó conocimiento que en las fechas patrias se realizaban importantes desfiles cívico-militares con la participación de todas las fuerzas, junto a alumnos de establecimientos educacionales y otros sectores de la sociedad? ¿Por qué en este caso en particular llamó su atención que los militares marcharan? ¿Cree, quizá, que quienes conformaron ese desfile, tienen alguna vinculación con hechos protagonizados por militares hace 40 años en nuestro país? ¿Qué fue, entonces, lo que motivó sus expresiones o igualmente le hubieran llamado la atención los desfiles de nuestros ejércitos libertadores o de los cientos de manifestaciones similares habidas en nuestra historia? Cabría preguntarle a nuestra inquieta pensadora la causa por la cual -al igual que Mengolini- pretende asociar un desfile militar conmemorativo de una fecha patria y en plena vigencia de un régimen democrático con épocas pasadas en las cuales los militares -y civiles ansiosos que golpeaban las puertas de los cuarteles- derrocaban gobiernos constitucionales.

Finalmente, el conductor televisivo y fracasado aspirante a manejar el fútbol nacional, ha ofendido la memoria de los aviadores caídos en combate en la guerra de Malvinas así como la de todos los demás que participaron en esa gesta arriesgando sus vidas en defensa de la patria. Todos ellos, precisamente, tripulaban aviones de combate que -por si lo ignoraba- son las aeronaves que por razones lógicas intervienen en conflictos bélicos. De allí que no se advierte que recién se entere que Argentina tuvo y tiene aviones de combate, hecho público y notorio para cualquier habitante que aún recuerda los sangrientos episodios de 1982. Pero quizá Tinelli nunca se enteró de estos hechos ya que siempre estuvo muy ocupado dedicándose a elaborar los engendros televisivos que -una vez más- también forman parte de la estupidez humana.

Desde el fondo de nuestra historia patria los héroes militares que la hicieron posible –San Martín, Belgano, Güemes, Lavalle y tantos otros- no merecen el escarnio que estos “representantes de nadie” han pretendido infligir a sus memorias.