Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Como dice Manu: “Sí, pero…”

por Eduardo Rivas
Como dice Manu: “Sí, pero…”. Notas y comentarios. La Nueva. Bahía Blanca

Es cierto lo que dicen los críticos del Gobierno Macri. Mauricio Macri es el Presidente que, desde la vuelta de la democracia en 1983, más decretos firmó durante sus tres primeras semanas de gobierno, de hecho, si tomamos tan sólo estos períodos, de los 2192 decretos firmados, el actual mandatario fue signatario del 17,2% de ellos.

Es cierto, es un dato objetivo si se lo toma cuantitativa y globalmente, pero como dice mi hijo Manu: “Sí, pero…”.

Cuando se ‘abre’ el grupo de decretos firmados por cada mandatario al inicio de su período, vemos que si bien Macri fue quien más firmó, el 77,2% de estos se refieren a promulgación de normas, aceptación de renuncia y designación de reemplazantes, cifra que con las excepciones de las presidencias de Menem, están en línea con el accionar de los restantes Primeros Mandatarios.

Si analizamos, en cambio, los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), según reseñan las páginas oficiales http://infoleg.mecon.gov.ar/ y http://www.infojus.gob.ar/, vemos que si bien es similar cuantitativamente, porcentualmente varía bastante. Para ser claros, Mauricio Macri firmó un 66% DNU más que Cristina Fernández en su primer Presidencia y un 33% DNU más que en su segundo mandato… Sí, pero firmó la misma cantidad de DNU que Néstor Kirchner para el mismo plazo de tiempo.

Cuando desagregamos totalmente los decretos presidenciales y excluimos los DNU y los de promulgación de normas, aceptación de renuncia y designación de reemplazantes, vemos que en el caso de Macri el 21,4% de decretos corresponden a este grupo de normas, probablemente justificados en la ‘herencia recibida’ del gobierno anterior, quizás la misma razón que pudiera eximir Cristina Fernández, de quien el 29,3% de sus decretos referían a este apartado, seguramente producto de la ‘herencia recibida’… de su marido.

Todo esto debe analizarse en el contexto en el cual se dan los hechos. En el caso actual, con un Parlamento en receso y que, según la Ley 26122 que establece el Régimen legal de los Decretos de Necesidad y Urgencia, de Delegación Legislativa y de Promulgación Parcial de Leyes que establece que una Comisión Bicameral del Congreso estudiará este tipo de normas y elevará a los plenarios de ambas Cámaras, un dictamen proponiendo la aprobación o el rechazo de cada norma sometida a estudio.

Es decir, el Presidente de la República tiene la potestad de convocar a sesiones extraordinarias y Mauricio Macri ha decidido no hacerlo; sin embargo, cada DNU que dicte será sometido a revisión por parte de la Comisión Bicameral. Y en este punto hay que recordar que, como ya hemos señalado con anterioridad, el oficialismo cuenta con tan sólo el 35% de la Cámara de Diputados y apenas el 20% de la Cámara de Senadores, lo cual prevé que la constitución de la Comisión citada guardará relación con estas cantidades.

Como vemos, es cierto que Macri está gobernando por decreto, al fin de cuentas es la potestad del Presidente de la República, como lo era en 1989 y 1995 cuando Carlos Menem al inicio de su mandato utilizó el triple de oportunidades que el actual Presidente la facultad de dictar decretos y muchos de quienes hoy critican lo actuado estas tres semanas eran militantes que avalaban al Presidente de las patillas, el salariazo y la revolución productiva, como lo era en 1999 cuando Fernando de la Rúa utilizó un 50% de veces más decretos que Macri en sus primeros 20 días de gobierno y muchos de los actuales críticos eran funcionarios o representantes del gobierno del hoy abjuran.

Párrafo aparte merece la Presidencia de Raúl Alfonsín, quien pese a necesitar construir el Estado democrático y desmantelar el Estado represivo, dictó en tres semanas 42 decretos, de los cuales tres, al menos, fueron esenciales para garantizar los 32 años de democracia que celebramos hace algunos días, los de sometimiento a juicio a las juntas militares y a las cúpulas guerrilleras y el de creación de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP).

En síntesis, es cierto lo que dicen, sí, pero… deberían saber que una verdad a medias es una media mentira, y que por eso, están cada vez más narigones.

Eduardo Rivas, licenciado en Ciencia Política, Universidad de Buenos Aires