Bahía Blanca | Miércoles, 01 de mayo

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Ahora, las algas

La Autoridad del Agua no ha hecho comunicado alguno sobre la situación. 

No es novedad la severa situación de Bahía Blanca en materia de provisión de agua potable, a partir de una infraestructura que desde 1972 no se ha renovado de manera adecuada ni ha seguido un plan de inversiones para atender la creciente demanda.

Es una carencia que toma cuerpo durante los meses de verano y que después entra como en un estado de “invernación”, donde los reclamos son menores y la situación parece diluirse.

Sin embargo es claro que el sistema de provisión y distribución está colapsado, que las redes necesitan ampliarse, que los sistemas de potabilización son insuficientes y que los recursos para mantener en estado adecuado las instalaciones son acotados.

Se puede echar culpas a Aguas Bonaerenses SA (ABSA) como prestadora, pero es importante tener en claro que es el estado provincial el responsable de llevar adelante las obras necesarias para modificar esta realidad.

El Ministerio de Infraestructura y Obras Públicas, la subsecretaria de Obras Públicas, la subsecretaría de Recursos Hídricos, la dirección de Monitoreo Hídrico, la Autoridad del Agua y la Dirección de aguas y cloacas son algunos de los estamentos donde la problemática local debería estar presente.

Esos mismos organismos debieran tener respuestas ante la aparición de algas en el embalse, algo inevitable, que se registra de manera periódica y que exige una infraestructura adecuada.

Se trata de algas que se generan por las altas temperaturas y los nutrientes que estimulan su crecimiento. Manejarlas de forma sostenible tiene mucho que ver con reducir la entrada de nutrientes. Esto requiere cambios en las políticas y actividades humanas y un seguimiento de los parámetros de calidad del agua.

Cuando aparecen las algas, el tratamiento de potabilización es mucho más exigente, los filtros resultan insuficientes, la cantidad de químicos aumenta y el volumen de agua disponible disminuye.

La respuesta concreta a la crisis del agua está en manos de la provincia, que es tiempo realice una propuesta de obras adecuada, suficiente y real para solucionar el problema. El 2028, bicentenario de la ciudad, es un faro para obtener una respuesta.