Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

Hace 140 años se inauguraba el Ferrocarril entre nuestra ciudad y Buenos Aires

Un hecho tan significativo que muchos lo señalan como una segunda fundación de la ciudad. Hoy no hay ningún servicio y los rieles ya no resisten el paso de las formaciones.

“Se queda mirando las vías vacías, la luz que se pierde del tren que pasó”. El viejo Matías, Víctor Heredia.

Era sábado aquel 26 de abril de 1884. Un día de otoño de sol cálido y poco viento. El pueblo estaba convulsionado, muchos habían blanqueado sus casas y hermoseado las calles. Era un día de fiesta para los poco más de 1.200 habitantes de Bahía Blanca, que celebraban con júbilo la habilitación del ferrocarril, que quebraba el aislamiento que hasta entonces se tenía.

La línea construida por la empresa de capitales ingleses del Ferrocarril del Sud tenía poco más de 600 kilómetros y 22 estaciones intermedias, en el recorrido denominado Vía La Madrid.

Tres trenes llegaron desde Plaza Constitución para la ocasión. En uno de ellos viajaba Dardo Rocha, gobernador de la provincia. Las formaciones cruzaron el puente del parque de Mayo, que entonces era terreno inundable propiedad de la familia Jiménez, al mediodía del viernes 25 de abril, despertando el júbilo de los vecinos que ocupaban el andén de la estación, incluidas tres orquestas, las principales autoridades locales y decenas de chicos de las escuelas.

Las poderosas locomotoras del Ferrocarril Sud

Sin embargo se debieron contentar con ver pasar el tren delante de ellos, sin detener su marcha. El desencanto fue enorme y un silencio se apropió del lugar. Lo ocurrido era parte del programa. El maquinista tenía orden de detener su marcha en la última estación. Y esa estación era El Puerto, una elemental casilla de madera y chapa construida en el muelle curvo que comenzaba a dar forma al puerto comercial.

En ese lugar compartieron todos de una cena, durmieron en los vagones camarotes y al día siguiente pusieron rumbo a Bahía Blanca.

El 26 de abril fue una fiesta. En la plaza Rivadavia se prepararon 40 reses asadas con cuero, circuló el vino, el pan y la cerveza. Hubo carrera de sortijas, de embolsados y palo enjabonado. A la noche, baile de gala en el edificio municipal. Rocha había anunciado que el tren emprendería el regreso a las 20, pero tan entusiasmado estaba en el festejo que recién a medianoche un Mateo lo alcanzó a la estación.

La segunda estación Bahía Blanca, inaugurada en 1911

Recógete el pelo, ven a la estación

No hay más trenes de pasajeros en 2024. El andén que hace 140 años estaba desbordado de gente y euforia hoy es testigo de un silencio total. Nada ni nadie. Ni formaciones a Buenos Aires, ni a Neuquén, ni a Patagones, ni a Tres Arroyos, ni a la Pampa.

El ferrocarril ha dejado de funcionar. Por el mal estado de los centenarios rieles, por el mal estado de los vagones y máquinas, por la falta de una política de valorización y modernización del servicio que se remonta a mediados del siglo XX.

Andenes vacíos, vías sin trenes, un candado cierra toda espera.

Porque, es junto mencionarlo, el tren como transporte siguió evolucionando en el mundo. Hoy las principales ciudades del planeta tienen trenes de alta velocidad, capaces de desarrollar velocidades de 300 km/h, con un andar similar al de un avión.

Primer mundo, estaciones del siglo XIX, trenes del siglo XXI

Si nuestro país hubiese seguido esa evolución, dos horas bastarían hoy para viajar desde Bahía Blanca a Plaza Constitución. Pero eso no ocurrió. La involución del sistema fue constante y final. Un tren fantasma pasará hoy por la estación, sin detenr su marcha, otra vez.