Un aeropuerto en descenso
La terminal aérea no solo no se consolida sino que cada vez resigna más vuelos.
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Bahía Blanca es una ciudad que en boca de todos los funcionarios de turno a nivel provincial y nacional es reconocida como un punto neurálgico del país, con sus industrias, su puerto, sus universidades, su región agrícola.
Sin embargo, al momento de generar ciertas actividades que dejen en claro ese potencial y que el mismo sea reconocido en los hechos, esto no sólo no se verifica sino que en muchos casos la ciudad se ve afectada de manera negativa para su desarrollo.
Un caso concreto es el transporte aéreo, que no solo no termina de consolidarse, ni suma rutas y destinos sino que además acaba de cancelar uno de los vuelos diarios a Buenos Aires, el que llegaba a última hora del día.
De acuerdo a lo informado por este diario en su sección Entre tasas y café, Aerolíneas decidió esa cancelación porque “no daban los números” para mantenerlo, con lo cual de cuatro vuelos con destino a Aeroparque se bajará a tres.
La reducción puede parecer un hecho menor, pero es una señal de cómo la plaza sigue teniendo severas limitaciones a la hora de mantener sus vuelos y además hay cierto destrato ya que lograr este servicio demandó la concreción de varias obras, por caso la adecuada iluminación de la pista.
Por eso a la hora de la verdad Bahía Blanca está aislada del país en materia de vuelos, carente de destinos importantes de cabotaje, obligada a hacer siempre escalas y trasbordos.
En pleno siglo XXI, en la era de las comunicaciones, en el mundo globalizado, que las empresas eludan nuestra ciudad y destinen sus naves a rutas más rentables es claramente injusta.
Ni siquiera la privatización del aeropuerto, en 2009, en manos de operadores de decenas de terminales en el país ha servido para generar un cambio profundo a la hora de sumar servicios, rutas, promociones, nuevas líneas.
Sin alternativas aéreas, se complican los tiempos, las posibilidades de negocios, el turismo y la inserción de la ciudad en el mapa. Una carencia que es de esperar se supere y que finalmente haga de la terminal aérea sea una verdadera puerta de entrada y salida al mundo.