Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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Paradoja: sacar el cepo pondría en serios apuros al Gobierno

Como una suerte de vuelta al pasado, los ingresos fiscales no cayeron más gracias a la Aduana. 

El Gobierno ha convertido la corrección de las numerosas distorsiones que afectan a la economía argentina en una batalla que busca librar no solo en el plano económico, sino también en el cultural. Sin embargo, debido a la recesión, la recaudación fiscal depende cada vez más de un impuesto que está ligado a una de las alteraciones más significativas en el funcionamiento del mercado de cambios: el impuesto PAIS.

Nacido como un tributo de carácter "transitorio" en 2019 por un término de cinco períodos fiscales (debería haber desaparecido el año pasado), el Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS), es un tributo que se debe abonar sobre ciertas operaciones en moneda extranjera.

En rigor y merced a varias modificaciones, una de ellas, durante el gobierno anterior, cuando Sergio Massa estaba al frente del Palacio de Hacienda, el impuesto PAIS grava con una alícuota del 17,5% la compra de divisas para pagar importaciones no eximidas del tributo (salvo bienes suntuarios, que pagan el 30%) servicios de fletes y transportes para la importación y la exportación de bienes.

También se cobra un 8% por la compra de divisas con destino al pago de servicios digitales, como las plataformas de streaming de películas o música, tipo Netflix o Spotify.

En febrero de este año, el gobierno actual amplió la base imponible del tributo, ya que los extendió a las compras de los bonos Bopreal para cancelar la deuda privada de los importadores.

Con todo, el resultado fue que los recursos vinculados al tipo de cambio mostraron, en general y durante los tres primeros meses de 2024, un crecimiento significativo producto del aumento del dólar practicado en diciembre, cuando asumió Javier Milei.

Dentro de estos, se destaca, precisamente, el impuesto PAIS, que subió 304,1% interanual por encima de la inflación, de acuerdo con un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). 

Ecos del pasado

En general, todos los tributos vinculados directamente al comercio exterior (derechos de Exportación e Importación, PAIS, etcétera) tuvieron en el primer trimestre del año un aumento real de 61,4% anual.

En sentido opuesto, en el mismo período se observó una baja en la recaudación de tributos atados a al actividad económica como el IVA y "Cheque", que cayeron 1 y 10,8% interanual respectivamente, siempre en términos reales, es decir, considerando el efecto de la inflación.

En consecuencia, los recursos no vinculados directamente al tipo de cambio se retrajeron en el primer trimestre del año 25,8% anual, lo que plantea una paradoja para el gobierno, ya que los ingresos fiscales y el objetivo del equilibrio fiscal, del cual Milei hizo la madre de las batallas, depende de tributos altamente distorsivos y relacionados con el comercio exterior.

Desde una perspectiva histórica, lo que hoy acontece rememora la estructura tributaria de la economía nacional previa a la crisis de 1930, cuando los ingresos fiscales dependían fuertemente de los avatares del comercio internacional.

De hecho, como el 75% de estos provenía de esa fuente, de acuerdo con el renombrado economista y matemático argentino Arturo O`Connel, la crisis internacional produjo enormes perjuicios a las finanzas del Estado nacional, que estaba, además y ya en ese entonces, fuertemente endeudado con el extranjero.

Aunque la dependencia actual no es tan elevada (el impuesto PAIS representa un 8% de lo recaudado), lo cierto es que de haber sido dado de baja, la caída real de la recaudación de casi el 10% durante el primer trimestre del año hubiera sido muchísimo mayor, haciendo más difícil sostener en el tiempo el superávit logrado, el que se logró gracias a una inaudita baja real del gasto público, explicada mayormente por la licuación de las jubilaciones y la obra pública.