Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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La salud mental sale del closet

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Lali Espósito, en una entrevista repasó algunos de los momentos más difíciles que le tocó atravesar; confesó que le tuvo que pedir ayuda a su equipo de trabajo, sentía que se le paralizaba la cara, había algo “que no era normal”. Tini Stoessel, durante su gira en España se quebró en plena actuación asegurando que pensó que sería algo muy lejano volver a subirse a un escenario.

Karina “La princesita” dijo asustarse mucho cuando le agarraba ansiedad, no sabía de qué se trataba, pensó que le iba a dar un ACV y se iba a morir hasta que le diagnosticaron ansiedad. Pero no es cuestión de mujeres, Alejandro Sanz que ya lo había expresado en 2007, hace unos meses, a través de sus redes sociales y con el objetivo de empatizar con aquellos que pueden sentir lo mismo, expresó lo que le estaba sucediendo. 

Sin dudas artistas o figuras públicas sacan sus emociones del closet, algo que tal vez antes quedaba en un espacio íntimo o privado hoy se hace público, más allá de mostrar que a pesar de la fama y el éxito atraviesan momentos de oscuridad sin dudas sensibilizan a la población sobre esta problemática.

¿Cuál es el límite entre sentirse ansioso y desarrollar un trastorno?

Al igual que tantas otras emociones como tristeza, ira o miedo, podemos considerar a la ansiedad como un estado “normal” y esperable en determinadas situaciones. Antes de rendir un examen, hablar en un auditorio, asistir a una entrevista de trabajo, y si no recordemos Qatar 2024 y nuestros niveles de ansiedad cuando jugaba la Selección Argentina máxime si había definición por penales.

Es decir que una situación que representa una amenaza o cierto estrés es percibida por los sensores de nuestro sistema nervioso y automáticamente se dispara un estado de ansiedad. Es como si el instinto de supervivencia le exigiera a dicho sistema que se ponga en acción, acto seguido se producen unas hormonas que se relacionan con el impulso de enfrentar desafíos o situaciones inciertas.

En conclusión, en algún momento de la vida, vos, yo, todos podemos sentir ansiedad, pero no todos desarrollamos un trastorno de ansiedad. Por ende, cabe saber diferenciar cuando algo es emocionante y cuando una situación va rumbo a salirse de control. 

Según el "Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales" (DSM-5) la ansiedad es “la anticipación de una amenaza futura”, lo que en el ámbito de la consulta decimos exceso de pensamientos por situaciones futuras, vivir anticipando.

A su vez en función de sus efectos se definen en cuatro niveles: Ansiedad leve relacionada con tensiones de la vida diaria que si bien hay un estado de alerta hasta se puede potenciar la creatividad y el aprendizaje.

En la ansiedad moderada nos centramos en preocupaciones inmediatas, si se bloquean determinadas áreas, pero hay posibilidad de manejarnos al reenfocar y centrarnos en ello. La ansiedad grave se caracteriza porque nos centramos en detalles específicos, sin poder pensar nada más y la conducta se centra en aliviar la ansiedad.

Los síntomas generalmente están acompañados de: irritabilidad, fatiga, inquietud o impaciencia, dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco, tensión muscular y alteraciones del sueño. Podría seguir presentado clasificaciones y más información, pero más allá de ello lo importante es reconocer el estado y entender que no hay que sostener un padecimiento y pedir ayuda.