Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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Monte Hermoso y una sana costumbre a favor del ecosistema marítimo

Se llevó a cabo una nueva devolución de caracoles y conchillas al mar. Desde que comenzó la campaña, ya se reintegraron unos 150 kilos de estos elementos.

Fotos: Agencia Monte Hermoso

En el marco de la iniciativa para reintegrarlos a su ámbito natural, es decir, la playa y el mar, ya sobre el cierre de la temporada en Monte Hermoso se llevó a cabo un nuevo acto de devolución de caracoles y conchillas en la costa.

La idea no es nueva. De hecho, desde hace años la comuna junto con el Museo de Ciencias Vicente Di Martino están trabajando en el programa Playas Limpias y la iniciativa Yo Regreso, que promueve el cuidado del ambiente costero y que, entre otras cuestiones, plantea la posibilidad de que los turistas y vecinos devuelvan elementos propios de la costa que se han llevado como recuerdos, para devolverlos al lugar donde deben estar naturalmente.

La iniciativa tiene ya seis años, y días atrás se llevó a cabo una nueva devolución de estos elementos a las aguas. Si hay que mensurar los resultados de la campaña, se estima que desde la puesta en funcionamiento del programa ya se devolvieron unos 150 kilos de caracoles al mar. En volumen y teniendo en cuenta el peso de cada caracol, el tamaño de lo devuelto puede ser impresionante.

“Esta es la segunda campaña de restitución de conchillas y caracoles que hacemos durante el año, ya que la primera la llevamos a cabo en conjunto con uno de los jardines de infantes de Monte Hermoso. Esta es la correspondiente al cierre de la campaña 2024 y la llevamos a cabo por segundo año consecutivo”, señaló Daiana Heimbigner, de Playas Limpias, a La Nueva.

Al respecto, destacó que la iniciativa “siempre da buenos resultados” y que es acompañada tanto por vecinos de Monte Hermoso y turistas.

Por su parte, Rubén Cordi remarcó que “la campaña Yo Regreso está siempre vigente”.

“Ya sean personas que estén en Bahía Blanca, en la zona o en Monte Hermoso, y tienen conchillas de caracol en sus casas como adorno, lo único que tienen que hacer es llevarlas al museo, donde hay una urna para disponerlas. Después, periódicamente se van restituyendo al mar”, destacó.

En ese sentido, aclaró que si bien estos elementos pueden ser vistosos, su presencia es muy beneficiosa para el ecosistema marítimo. La devolución se hace unos 500 metros mar adentro.

“A la gente le contamos por qué las conchillas deben quedar en el lecho marino y vemos que muchos no lo saben. Entonces, es bueno que se comparta esta información, ya que las conchillas de caracol tienen muchas propiedades, ya que entre otras cosas los pulpos desovan dentro de ellas, las aves afilan sus picos, proporcionan calcio al lecho marino y regulan el PH del agua, por ejemplo”, sostuvo.

Heimbigner contó que se entiende que la devolución de los caracoles es un acto simbólico, aunque advirtió que “si todos se llevan caracoles en una temporada donde hay mucha llegada de público, le estamos haciendo un daño muy grande al ecosistema”.

“Puede ser que la gente tenga vergüenza de devolverlos. Pero nos han contado que es gratificante llegar al museo y devolverlos. En muchas ocasiones, la gente ni siquiera tiene las conchillas de adorno, sino que están tiradas en algún lugar o en una maceta”, remarcó.

Al respecto, dijo que durante la última temporada –en el marco del programa Playas Limpias- se pudo trabajar también con otras cuestiones vinculadas a la salud del ambiente, como la separación de los residuos en origen y la eliminación de las colillas de cigarrillo “para tener un destino sustentable”.

“La campaña siempre da resultados positivos. Notamos una mejora temporada a temporada: en los 32 kilómetros de playa hablamos con la gente y los turistas, y vemos más compromiso por parte de las personas que vienen a disfrutar. Todavía hay mucho por hacer, pero la campaña siempre va viralizándose en este mensaje que no tiene grietas. Para nosotros es un reto y un acompañamiento del ecosistema”, concluyó.

 

Playas limpias


La iniciativa nació como un proyecto de la Escuela Primaria Nº 1 que el municipio tomó como propio y que amplía año tras año.
Entre las primeras acciones, los chicos de la EP Nº 1 –a los que luego se sumaron los alumnos de las otras escuelas- confeccionaron ceniceros para playa reutilizando materiales desechados, como latas y tablas de madera.

Esos ceniceros fueron colocados en paradores y negocios, con cartelería que alerta sobre el alto grado de contaminación que generan las colillas en el suelo y el agua.

En la playa, además, hay cestos diferenciados para residuos secos y húmedos, con cartelería informativa, y se hace una estricta limpieza de residuos dispersos.

En forma paralela, el municipio y el Concejo Deliberante han sancionado ordenanzas que prohíben el uso de elementos contaminantes como bolsas tipo camiseta, sorbetes o utensilios plásticos de un solo uso. La instancia final de este trabajo es la separación y clasificación de desechos en la planta de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos. (Agencia Monte Hermoso)