Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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La Provincia profundiza su postura ante un escenario incierto

La columna semanal de nuestro corresponsal en la capital de la Provincia.

La agenda política bonaerense sigue en estado de deliberación frente a la falta de precisiones económicas nacionales.  En paralelo, el gobernador Axel Kicillof junto a su mesa chica “militante” no pierde de vista la coyuntura nacional y la política económica de la Casa Rosada.

  De antemano, anticipó, que no piensa “retroceder" ni tampoco aceptar algún tipo de “presión” a “cambio de recursos” del staff presidencial de Javier Milei.

  Ante ese escenario no pocos evalúan dentro de la Casa de Gobierno de calle 6 que el nuevo elenco libertario “viene empeorando todo lo malo o los problemas que ya arrastraba el país" con el ex presidente Alberto Fernández a la cabeza, como la escalada inflacionaria en las góndolas comerciales y múltiples corridas bancarias.

   Hoy en día, Milei sigue pidiendo respaldo para la Ley Ómnibus y en ese contexto, ya advirtió que si ese paquete de polémicas reformas es “obstruido”, no tendrá las herramientas para evitar que la crisis pueda convertirse en una "catástrofe social de proporciones bíblicas", según profetizó.

  El proceso de ajuste económico y el aumento acelerado de los precios, principalmente de los alimentos,  está generando un efecto de “olla a presión” que en algún momento deberá comenzar a descomprimirse.

  “Milei -- en sociedad con Mauricio Macri y "los grandes grupos económicos” -- se pasó toda la campaña electoral diciendo que el ajuste fiscal lo iba a pagar lo que denominaba “la casta política”, pero resulta que ahora lo termina pagando la gente, ya que el plan “motosierra” tiene un impacto directo en el salario de los trabajadores”, dicen sobre las diagonales en medio de la invasión de mosquitos, cacerolazos y la llegada de los Reyes Magos.

  “Mucha gente pensó que iba a estar del lado del mango y quedó del lado de la sierra", deslizó el massista ministro bonaerense de Transporte, Jorge D´Onofrio, polemizando contra el esquema de aumentos de la tarifa de transporte público dispuesto por la Nación.

 Días atrás, la justicia le provocó al presidente Milei el primer revés político a poco menos de un mes de su asunción. Con las reformas laborales caídas, ahora deberá apelar y esperar mejor suerte.

  Este antecedente puede servir como faro para próximas presentaciones, si es que el DNU no se termina cayendo en el Congreso. Es que, y para enojo de los legisladores macristas, la tropa libertaria parece muy confiada en lograr el número, pero en base a un optimismo voluntarista.

  En palabras de algunos referentes “amarillos”, el armado libertario fue “un engendro de suma de voluntades que difícilmente puedan convivir hoy bajo un liderazgo único”.

  Además, esa falta de cohesión interna, se ve agravada por la situación de “stand by” que parece tener hoy la sociedad ante el avance del nuevo gobierno. Estamos frente a un momento de inflexión.

  A la Provincia, como se preveía, le recortaron los fondos coparticipables. Por ahora, Kicillof cuenta con un colchón por la aprobación del endeudamiento y el aumento de los impuestos bonaerenses, frente a una perspectiva económica muy compleja.

 Pero el año “casi” no arrancó aún, y algunos sectores gremiales ya están reclamando la reapertura de paritarias salariales, para compensar la fuerte devaluación de diciembre y la corrida de los precios posterior.

  Justamente la votación legislativa de la Ley Fiscal 2024, (que determina el valor del impuesto inmobiliario urbano y rural) puso a prueba la cohesión de la oposición bonaerense y marcó un punto de partida al rumbo político que tomara de ahora en más la coalición opositora de Juntos por el Cambio.

  En principio la unidad de la oposición logró aguantar la votación, pero como se preveía, hubo más de un chispazo entre los legisladores radicales y los “amarillos” del PRO.

  Quizás la estrategia de mantenerse “juntos pero en bloques separados”, le dio mayor flexibilidad a la hora de pararse frente a una administración Kicillof que arrancó con ciertas “desprolijidades” el primer año de su segundo mandato de gestión, según no pocos observadores políticos.

  Está claro que el posicionamiento macrista del PRO a nivel nacional de apoyo al Gobierno libertario y que le genera mucho ruido interno, puede que se traslade también a la relación con sus socios.

  Más claro parece tener el panorama el radicalismo, que está dando las primeras señales de un tibio acompañamiento pero con muchas críticas a la nueva gestión, quizás el preludio de su distanciamiento definitivo.

  Habrá que ver si ese distanciamiento con relación al gobierno de Milei repercute en la relación con el PRO y se terminan dividiendo. Muchos radicales sueñan con un partido fuerte que sea la columna vertebral de una nueva oposición clara y contundente frente a la Casa Rosada.

  El DNU divide aguas y ya algunos gobernadores radicales se plantaron. Esa postura coincide con la de Kicillof, quien buscará convertirse en el líder opositor. Entonces la UCR bonaerense deberá encontrar la manera de mostrarse opositores al neoliberalismo libertario, pero también tomando distancia del gobierno “cristinista” de la Provincia.

   En términos legislativos, el Gobernador puede aprovechar las disidencias entre parlamentarios radicales y del PRO, para cosechar “apoyos de gobernabilidad” para las propuestas del Ejecutivo.  También, podría explorar otros terrenos ante el resquebrajamiento interno del espacio libertario, ya que si bien todos los legisladores bonaerenses se referencian con Milei, vienen actuando como “libres pensadores” a la hora de apoyar o no una ley en la PBA.