Más por Menos en el súper de Don Diego
A pesar de sus pocos años de funcionamiento, el negocio quedó en la memoria colectiva de los bahienses.
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Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 56 años, en marzo de 1967, abrió sus puertas el supermercado Don Diego, emprendimiento comercial pionero en presentar un novedoso sistema de venta de mercaderías.
Ubicado en calle San Martín 222, Don Diego fue un negocio de inversionistas bahienses, liderados por el empresario Diego Meyer, que comenzaron con su idea contratando a Fred Glass, un “atildado ejecutivo americano”, quien realizó un estudio de mercado para avalar su materialización.
Instalado en un edificio de 2.500 m2 diseñado por Raúl Costa Varsi, la firma hizo su presentación con una fuerte campaña publicitaria con el slogan de comprar “más por menos”.
Don Diego fue el primer supermercado en abrir sábados y domingos, con un argumento por demás simpático: “Esos días –se explicó-, la mujer conjuga los dos elementos ideales: el marido que paga y el coche que transporta lo comprado”.
Poco más de siete mil personas concurrían cada fin de semana, funcionando a pleno las 13 cajas, utilizando los 180 carritos y sacando beneficio de el inédito efecto de “compra por impulso”, donde la vistosa presentación de mercadería de góndolas, el precio a la vista y la diversidad de marcas “impulsaba a realizar compras no previstas”.
El supermercado impactó además con sus empleadas vestidas con diseños de la boutique María Candela, música funcional de Aries Ambiental y un sector para niños -Diegolandia- con “divertidos juegos mecánicos”.
Tan promisoria era la propuesta que pronto abrió sucursales, a las que llamó “fortines”, en Don Bosco al 1700, 12 de Octubre y Trelew, Malvinas y Rondeau, barrio Rosendo López y Sierra de la Ventana.
La historia de Don Diego duró apenas siete años. Cerró sus puertas en 1974, cuando un pasivo de 700 millones de pesos moneda nacional lo llevó a formalizar la convocatoria de acreedores y el cierre de su casa central.