Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El comercio cierra el primer semestre entre un gran malestar y muchas dudas

Al problema de la retracción en las ventas y la presión impositiva se sumaron, como un factor determinante, los tarifazos. La excepción: los negocios ligados directamente al sector agropecuario. Esperan un segundo semestre difícil.

Fotos: Archivo La Nueva.

Agencias de La Nueva. y Juan Ignacio Schwerdt / laregión@lanueva.com

   El primer semestre cierra con un balance muy poco alentador para el comercio y las pymes de la región. Empresarios y sindicalistas no hablan de otra cosa que fuertes retracciones de las ventas en general, agravadas por la incesante presión impositiva, inflación, deterioro salarial y los cada vez más preocupantes tarifazos.
   Con las grandes obras públicas casi congeladas, la única esperanza del sector es que el campo continúe fortaleciéndose, alentado por el alza del dólar, los buenos precios internacionales y propicias condiciones climáticas. Por el momento –aclaran- su efecto dinamizador sólo se observa en los negocios que lo abastecen en forma directa.
   “Los comercios relacionados al agro sin dudas cierran un gran semestre y enfrentan con entusiasmo una segunda parte del año muy prometedora, pero la situación del resto de los negocios minoristas no es buena”, dijo a La Nueva. el presidente de la Asociación de Comercio e Industria de Coronel Dorrego, Andrés Fidelibus.
   “El aumento de las tarifas y el costo elevado de la carga impositiva han afectado mucho. A esto se suma que la gente, con la movilidad del precio del dólar, posterga compras hasta que superemos la corrida cambiaria”, agregó.
Omar Bras, de la Cámara de Comercio de Puan, realizó el mismo análisis.

   “El campo no está trabajando en una situación óptima, pero tampoco está tan mal. Si el clima acompaña, puede venir una muy buena cosecha, ya que se está sembrando mucho. Eso podría acompañar muy bien nuestra economía”, señaló.
   “(En otros sectores) lo económico no se ha podido estabilizar. La especulación gana la batalla y la gente está con los bolsillos un poco flacos, así que lo único que hace (el comercio) es tratar de conservar lo que tiene, cuidar y esperar con expectativas", señaló.
   Damián Forani, presidente de la Cámara de Comercio de Coronel Suárez, destacó además que la escalada del dólar ha provocado importantes aumentos en los costos.
   “En el rubro alimentos es en donde menos se ve la disminución de las ventas, pero es por cuestiones obvias: la gente tiene que seguir comiendo. En otros, como venta de computadoras, entre el aumento de precios por el dólar y que los proveedores no entregan mercadería, las ventas se hacen imposibles”, sostuvo.

   Con él coincidió el presidente de la Cámara Empresaria de Guaminí, Sergio Picasso, aunque aclaró que se observan cambios de hábitos en los consumidores. 
   “Básicamente, en lo que es alimentos se mudan a segundas marcas más baratas”, dijo.
   “En el resto de los rubros las ventas están demasiado paradas –lamentó-. Estamos atravesando uno de los semestres más difíciles para el comercio de los últimos tiempos. Habíamos tenido un ‘veranito’ el año pasado, pero en este las ventas han caído de forma estrepitosa”.
“La cadena de pagos, en este contexto, acompaña a la caída de las ventas. Lo que se debía se sigue debiendo, y es un problema gravísimo porque no podemos ponernos de pie. A todo esto hay que agregarle que somos uno de los países con mayor presión tributaria. Hoy estamos viviendo una situación acuciante”, agregó.

Las tarifas, lo peor

   La mayoría de los consultados mencionó que uno de los factores que está poniendo en jaque a pymes y comercios son las nuevas tarifas de servicios. 
   Uno de ellos fue el presidente de la Asociación de Comercio e Industria de Monte Hermoso, Claudio Biragnet, quien dijo que “el impacto del aumento de tarifas en las pymes es muy profundo”.
   “Al tener menos ventas y subir tanto las tarifas, en algunos casos hasta conviene cerrar. Eso lo vemos en todos lados. Estamos en un momento de quiebre, al límite”, alertó.
   El dirigente señaló que para el comercio es casi imposible trasladar los aumentos a los precios, ya que las ventas seguirían bajando. 

Estamos atravesando uno de los semestres más difíciles para el comercio de los últimos tiempos. Habíamos tenido un ‘veranito’ el año pasado, pero en este las ventas han caído de forma estrepitosa”, dijo Sergio Picasso.

   “Entonces absorbemos la pérdida, el margen de ganancia es cada vez menor y se arma un círculo vicioso. Se está poniendo realmente muy difícil la situación”, consideró.
   Omar Bras, de Puan, añadió que el sector sabía que iba a haber un reajuste tarifario, aunque reconoció que fue “un sacudón”.
   "No hablo desde la política, sino de la realidad: sabíamos que en algún momento esto iba a estallar. Sin embargo, podría haber sido una realidad más considerada. Esto ha sido fuerte”, dijo.
   “Si la voluntad del gobierno actual es generar alguna condición para que la situación del país se normalice, como ellos dicen, recién ahí veremos algunos resultados. Hoy yo lo veo negativo", añadió.

   Forani, de Coronel Suárez, dijo que los aumentos del combustible también fueron un golpe enorme para el sector.
   “Se encarecieron mucho los fletes. Se está poniendo insostenible la logística para trasladar los productos”, alertó.
    El comerciante carhuense Jorge Durán, del rubro regalería y librería, sostuvo que en este contexto no queda otra que seguir achicando los gastos fijos “como sea”.
   “Hay que cuidarse en el tema de la energía y del personal. El problema más grande que tenemos es cómo suben los gastos: desde transporte, combustibles, luz y gas hasta empleados”, aseguró.

   Según aseguró, la caída de las ventas no es un problema tan grave como el aumento de los costos.
   “Para el segundo semestre yo tengo un concepto que algunos pueden considerar raro: creo que las ventas, en contextos de inflación o cuando hay problemas, mejoran. Y es pura y exclusivamente porque la gente, al no poder realizar inversiones más grandes, empieza a gastar el dinero en las cosas que fue postergando. Por ello me parece que las ventas se pueden mantener. El problema son los costos”, reiteró.

¿Qué pasa con el personal?

   Con este panorama -indicaron los referentes consultados-, las empresas no encuentran incentivo para incorporar personal y, en el mejor de los casos, se limitan a sostener sus planteles. Advierten además que la situación podría agravarse si se reajusta la paritaria.
   “Todos queremos que los trabajadores tengan un salario digno, pero hoy, con esta caída en las ventas, tener aumentos importantes de sueldos implicaría una carga pesadísima”, reconoció Biragnet, de Monte Hermoso.
Fidelibus, de Coronel Dorrego, sostuvo que las cargas sociales siguen siendo un impedimento para que los comercios sumen el personal que necesita.
   Desde la Cámara de Comercio de Tornquist se indicó a La Nueva que el semestre cierra con balance “regular a malo”, por lo que se está haciendo un esfuerzo para no efectuar despidos.
   “Un gran porcentaje de comercios no tienen empleados porque señalan que sería imposible sostener las cargas sociales, mientras que los negocios que sí los tienen están realizando el esfuerzo (reduciendo el margen de ganancia del propietario) para tratar de no despedir a los mismos”, se señaló.

Dos realidades distintas para la industria

   Al igual que sucede con el comercio, la realidad de la industria se separa claramente en dos: de un lado, las ligadas al campo, en buena situación; del otro, las restantes, con problemas cada vez más acuciantes.
   Ricardo Ravella, coordinador general del Parque Industrial de Tres Arroyos, señaló que la industria agroalimentaria goza de buena salud, más allá de algunos vaivenes de la economía nacional.
   “Aquí esa industria da trabajo a 2.000 personas, y tanto su cadena de ventas como de pagos están bien. No ha habido despidos y, en muchos casos, se está incorporando personal general y profesionales”, describió.
   El sector metalmecánico -completó- “está un poco más complicado” porque maneja mucho mercado interno y “entonces puede haberse debilitado algo”.

   “Sin embargo, las firmas que trabajan para el agro, lo hacen bien. Acá no se ve falta de trabajo ni de ventas”, agregó.
   La contracara es el delicado momento que atraviesa una de las industrias más importantes de la región, la textil. Marcos Santicchia, presidente de la cooperativa de trabajo Textiles Pigüé (dueña de las explantas de Gatic en esa ciudad), sostuvo que “el panorama es crítico en particular para la actividad textil y de calzado, sin perspectivas alentadoras en el corto plazo”.
   “Teníamos otras expectativas para este semestre, pero el sector textil no sólo no se ha recuperado, sino que se ha deprimido un poco más. Sumados a esto, los incrementos tarifarios han generado una situación mucho más compleja”, dijo.
   Según señaló, el sector del calzado sigue muy deprimido por dos cuestiones: una fuerte caída del mercado interno y la importación. 

   “Hoy la mayoría de las marcas en la Argentina están importando producto casi terminado de Brasil y Asia”, afirmó.
   Ante este panorama, la cooperativa ha congelado los salarios que retiran sus 120 trabajadores, así como la cobertura de las vacantes que se van produciendo. También se han reducido al mínimo los gastos de mantenimiento e infraestructura.
   “No nos queda otra que ajustarnos hacia adentro, porque la filosofía de Textiles no es ajustar echando gente”, señaló el dirigente cooperativista.
   El directivo señaló que los aumentos de tarifas y la devaluación también influyeron, pero sólo se pudo trasladar una pequeña parte a los precios. 

En la economía real no veo que haya señales alentadoras, porque no se ve a nadie que se anime a encarar algún emprendimiento que ocupe, digamos, a unas 20 personas”, señaló Marcos Santicchia.

   “Los insumos, materia prima y productos químicos tiene precios en dólares, así como los insumo de mantenimiento, así que no quedó otra que trasladarlos al precio final. Pero fue sólo en parte,  porque el contexto general no te lo permite”, aclaró.
   Para el cooperativista, el panorama de la actividad comercial e industrial es muy parecido.
   “Lo notamos no sólo porque tenemos una relación institucional, sino también porque andamos en la calle, y uno ve que los comercios trabajan menos, que la gastronomía trabaja menos, y no veo actividad en las pymes”, indicó.
   “Tampoco vemos señales alentadoras -completó-. Si las tasas de interés de los bancos están en el orden del 40 %, sólo puede ser bueno para la actividad financiera. En la economía real no veo que haya señales alentadoras, porque no se ve a nadie que se anime a encarar algún emprendimiento que ocupe, digamos, a unas 20 personas”.
   “Nosotros como cooperativa no evaluamos el cese de actividades porque consideramos que en algún momento dará un giro; mientras tanto, seguimos adelante diversificándonos y ajustándonos como podemos”, finalizó.

Hasta el gremio mercantil habla de una realidad muy delicada

   En línea con el sector patronal, los gremios que representan a los trabajadores mercantiles también reconocen que el momento es particularmente difícil.
   “Hay menos consumo y los negocios están mal”, dijo a La Nueva. Roberto Di Palma, secretario general del Sindicato de Empleados de Comercio de Tres Arroyos.
   El gremialista destacó que la situación difícil “aún no repercutió en el empleo”, pero sí en el pago de salarios.
   “En general se viene cumpliendo el aumento paritario, aunque es insuficiente. Además, dependiendo del caso, la gente cobra el sueldo en hasta tres veces”, describió.

   El sindicalista dijo que se observa un panorama complicado no sólo por la retracción de las ventas, sino también por el aumento de las tarifas.
   “Hay negocios, por ejemplo, que no prenden ni la calefacción. Y no por lo que les ha venido, sino por lo que les pueda llegar a venir. También hay comercios medio oscuros”, señaló.
   Su par de Coronel Suárez, Fabián González, señaló que “la situación de las ventas es preocupante”.
   “La recesión es cada vez más grave en la ciudad, incrementada por los casi 1.000 despidos de (la fábrica local de calzado) Dass y las tarifas –consideró-. Encima, la gente no sabe si poner un negocio en el garaje de su casa o poner el dinero en el banco”.

   González recordó que las compras del Día del Padre incluso fueron menores que las de 2017.
   “Esto no mejora –sentenció-. La cadena de pagos se ha resentido, y los proveedores y los comerciantes dicen que no pueden reemplazar la mercadería que traen”.
   El gremialista mencionó que incluso muchas empresas han dejado de pagar las cargas sociales.
   “Las retenciones se le hacen a los trabajadores, pero luego no cumplen con lo que deberían, como el pago a las obras sociales y cargas sociales. “Esto se ve mucho últimamente e impacta en la caja del Estado, con lo cual las jubilaciones corren un riesgo a futuro”, explicó.
   Ricardo Marino, histórico secretario general del Centro de Empleados de Comercio de Patagones, reconoció que hay mucha preocupación por la caída de las ventas y “algunos despidos que ya tenemos”.
   “Si esto no mejora, uno cada vez se preocupa más, porque siempre el hilo se corta por lo mas débil. Corremos riesgo de que más compañeros pierdan sus puestos, en un contexto donde no se crean nuevos trabajos”, dijo.
   “Si siguen aumentando las tarifas y no hay actualizaciones en los salarios, la cosas va a ir peor. Por eso estamos viendo la posibilidad de llamar nuevamente a paritarias. El poder adquisitivo ha decaído mucho”, finalizó.


¿Cuáles son las expectativas para el segundo semestre?

Fiestas. “No creo que la situación mejore en el corto plazo. Todos tenemos expectativas de que esto mejore, pero nuestro gobierno no tiene rumbo. Ni siquiera entienden que la gente no puede pagar la luz. Creo que cuando lleguen las Fiestas tendremos un problema grave; ojalá me equivoque y el gobierno tenga para diciembre un mensaje claro y acciones concretas” (Fabián González, del Sindicato de Empleados de Comercio de Coronel Suárez).
Mejora. “Creemos que por unos meses la situación va a ser muy difícil, pero tenemos esperanzas de que en algún momento empiece a mejorar” (Damián Forani, presidente de la Cámara de Comercio de Coronel Suárez).
Sin discusión. “La expectativa para el segundo semestre no es buena. Quiero dejar en claro que nosotros no discutiríamos el tarifazo o los sueldos si tuviéramos ventas, porque lo que los comerciantes queremos es vender. Si nosotros vendiéramos no nos preocuparían tanto los otros problemas que tenemos” (Sergio Picasso, de la Cámara Empresaria de Guaminí).
Optimista. “Uno tiende a ser optimista. Creemos que en algún momento el plan económico se enfocará. La AFIP ha tomado algunas medidas que han brindado algo de alivio, pero en el corto plazo no se ve un plan que revierta esta situación, sino todo lo contrario. Esto se va a sostener de aquí a fin de año” (Claudio Biragnet, de la Asociación de Comercio de Monte Hermoso).
Regular a mal. “Las expectativas para el segundo semestre del año son de regulares a malas. Tarifas con aumentos del 70, 100 y 700 por ciento han resentido la economía local y hacen ver con pesimismo lo que resta del año. Los propios comerciantes aseguran que es dificil, en este escenario, mantener las persianas levantadas de sus locales” (Cámara de Comercio de Tornquist)