Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Una economía difícil: ¿Qué pasará con el bolsillo de los bahienses?

La Nueva. se entrevistó con cinco economistas locales para preguntarles sobre cuestiones clave que pesan sobre el día a día de la gente.

Por Federico Moreno / fmoreno@lanueva.com

   Días complicados. La Argentina, desde por lo menos los últimos cuarenta años, sabe de ellos como pocos países del planeta. Suba del dólar, aceleración inflacionaria, deterioro del salario, desempleo, corridas cambiarias y bancarias….nada que ningún compatriota de edad mediana no haya vivido, al menos una o dos veces, a lo largo de su historia personal y familiar.

   Y la historia se vuelve a repetir.

   Para tratar de comprender un poco lo que vendrá, este diario entrevistó a cinco economistas formados en las aulas de la UNS. Se trata del profesor de grado y posgrado Jorge Pazzi, de los consultores privados Pablo Obreque y Oscar Liberman, del economista jefe del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca-Argentina (CREEBBA) Gonzalo Semilla y del editor de Economía de La Nueva. Francisco Rinaldi.

   Se les formularon cuatro preguntas a saber:

   1.- ¿Qué va a pasar con la inflación?

   2.- ¿Qué va a pasar con la actividad económica y el empleo (privado y público)?

   3.- ¿Qué va a pasar con los créditos (especialmente, los ajustados por Unidad de Valor Adquisitivo)?

   4.- ¿Qué va a pasar con el dólar?

Jorge Pazzi

   1) Cuando el dólar sube, ocurre lo que los economistas llamamos el pass- through, es decir, cuánto de ese aumento del dólar se va a precios. En Argentina normalmente es alto, más alto que en otros países de la región, como Chile. Por lo tanto, lo que ocurra con la inflación dependerá de si el dólar va a seguir subiendo o se va a estabilizar. Sin embargo, aún en el supuesto de que se estabilice, ya hubo un aumento del dólar y algo se va a transmitir en los precios. Por eso, no creo que se cumpla el objetivo del Gobierno de una desaceleración inflacionaria a partir de mayo-junio.

   2) El empleo privado viene creciendo, y si bien este ruido que apareció en la economía, sumado a algunas cuestiones, como la sequía, hacen difícil pensar que se vaya a cumplir la meta de crecimiento del 3,5% que se fijó el Gobierno, es probable que podamos ver, salvo que las condiciones cambiarias y financieras empeoren, un crecimiento de alrededor del 2%. Si eso se verifica, el empleo puede acompañar. Por lo tanto, no creo que se modifique en forma brusca la tendencia al alza del empleo, a pesar de que es verdad que hay sectores, como el industrial, que muestran un rezago. Con respecto al empleo público no me parece que vaya a haber modificaciones sustanciales.

   3) El crédito se ha mantenido. Cuando aparecen circunstancias de estrés financiero se verifica alguna prudencia adicional en los prestamistas, es decir, en los bancos, para el otorgamiento de préstamos, pero el financiamiento privado está aumentando. Claro que estamos suponiendo que habrá una negociación razonable con el Fondo y que se dejarán de lado los episodios de fuerte corrida cambiaria, porque en ese caso, sí se van a exacerbar las consecuencias negativas. Si esto no termina o aparece otro cisne negro, tenemos que volver a conversar.

   4) Si el Gobierno logra dar la señal de que tiene asegurado también el financiamiento del 2019 es probable que afloje un poco la presión sobre el dólar. En eso sí va a tener un impacto directo la marcha de las negociaciones con el Fondo, y esperemos que las autoridades económicas hayan aprendido la lección y no traten de atrasar nuevamente el tipo de cambio, porque eso equivale a generar los incentivos para que episodios como los de estos días se repitan más adelante. El tipo de cambio es una variable clave de la economía y hay que actualizarlo más o menos al ritmo de la inflación. No exactamente mes a mes, porque le dirías a la gente cuánto va a aumentar el dólar y favorecés la especulación.

Pablo Obreque

   1) Evidentemente, hay una relación directa entre el aumento del dólar y los precios. Probablemente en los rubros más sensibles, que tengan componentes importados o exportables, se va a sentir más la depreciación del tipo de cambio, lo que hay que ver es el impacto. Pero en concreto, creo que vamos a tener más inflación en mayo y puede extenderse incluso hasta junio.

   2) Habrá que esperar a que se implementen los recortes anunciados en la obra pública. Aunque todavía es muy pronto para sacar conclusiones, todo lleva a pensar que habrá una retracción en del empleo asociado a la construcción de infraestructura pública, a no ser que los Programas de Participación Público Privada (PPP) se activen lo rápidamente, lo que no será sencillo. Vale acotar que mucho de lo que pase con los asalariados del sector público dependerá en buena parte de las decisiones que se tomen en las administraciones provinciales y del cumplimiento del Pacto Fiscal que se acordó con los gobernadores.

   3) El tema créditos hay que mirarlo con atención. Las tasas van a subir y eso va a repercutir en la mayoría de las líneas crediticias, y, por ese lado, si veo una posible contracción de la economía.

   4) Me parece prematuro dar un pronóstico. Esta semana vamos a tener un indicio, porque hay una licitación de Lebacs (NdR: un instrumento de regulación monetaria que paga un rendimiento a sus compradores). Así, hay que ver si los inversores se siguen quedando en pesos -y deciden renovar esas Lebacs- o se van al dólar, lo que daría un impulso extra a su cotización.

Oscar Liberman

   1) La inflación va a ser muy alta este año. Estos episodios de dólar arriba, tarifazos y la pauta de emisión monetaria la van a llevar arriba del 24%. Y si da por debajo, no va a ser como resultado de acciones antiinflacionarias, sino como consecuencia de la recesión, porque una tasa de interés del 40% y un tarifazo son totalmente recesivos.

   2) Veo que nítidamente se desnuda la realidad argentina, el juego de suma cero, donde un sector gana lo que otro pierde. Por eso, creo que el empleo público seguirá estable y con paritarias que no van a ser malas, pero para que eso ocurra, va a tener que darse un aumento del desempleo en el sector privado y paritarias debajo de la inflación. Esto porque hoy es imposible sostener el actual nivel de gasto público, por eso tenemos un déficit muy elevado que se monetiza y genera inflación. Así, por no bajar sueldos ni dejar gente en la calle ni quitarles privilegios a los políticos en el sector público, lo que se genera es inflación y menores empleos y haberes en el sector privado.

   3) Una tasa del 40%, en términos financieros, te pone en el corto plazo en quebranto. Esto porque vos lo le estás diciendo a cualquier empresario que, como mínimo, su negocio tiene que tener una rentabilidad neta mayor al 40% para poder pagarlo. Precisamente, la idea detrás de semejante nivel de tasa es vaciar la plaza de pesos, secarla, de manera que la gente decida poner el dinero en plazo fijo, no compre dólares y a nadie se le ocurra pedirme créditos. Y en cuanto a alquileres creo que vamos a tener una dificultad muy grande, porque del lado de la demanda, los asalariados que consigan paritarias por debajo de la inflación tendrán una merma en el poder de compra, y por ende, no van a poder afrontar las actualizaciones que pretendan los dueños de las propiedades, es decir, la oferta. En síntesis, el precio pretendido por la oferta va a estar muy por debajo del de demanda, en un contexto en el que hace tiempo los alquileres no reflejan el valor de la propiedad, lo que va a dar pie para negociaciones de todo tipo. Entonces, va a haber mucha oferta que no se va a alquilar y va a haber ofertas que se van a alquilar muy por debajo de lo pretendido por los costos de mantenimiento de la propiedad.

   4) Es muy difícil pronosticar porque, entre otras cosas, va a depender muchísimo de la política económica que se siga. Yo venía pronosticando, desde diciembre, los 23 pesos del dólar para junio, y no me sorprendió porque técnicamente el dólar estaba ahí. Creo que por el ala económica el Gobierno va a tratar de cerrar un tipo de cambio en torno a los $ 23 pero que pueda defender ese valor dependerá mucho del acuerdo con el Fondo, del que todavía no conocemos los detalles, ya que probablemente se le va a pedir a la actual administración un tipo de cambio competitivo, o sea, un dólar más alto.

Gonzalo Semilla

   1) Los vaivenes del dólar se van a trasladar a precios sin dudas. Desde el CREEBBA estimamos que la inflación ya acumula un 8,8 por ciento en los primeros cuatro meses del año, consumiéndose el 60% de toda la pauta oficial del 15%. De hecho, para llegar a esa cifra, deberíamos tener un 0,6% mensual para lo que resta del año, algo claramente imposible. Para todo este año no vemos en Bahía Blanca una inflación demasiado alejada de la de 2017, por lo que cerraría en el orden del 22 al 23% interanual. Para este mes incluso, esperamos un mes movido, arriba del 2%, por los fuertes movimientos del dólar de esta última semana, aún a pesar de los congelamientos de los precios de los combustibles.

   2) Del lado de la política monetaria, llevar las tasas de referencia al 40% es contractivo, porque el potencial crédito productivo e hipotecario baja drásticamente. Además, la baja del gasto público planeado, es también contractiva. Por lo tanto, claramente, eso derivaría en un parate de la economía, a lo que se agregan las posibles condiciones adicionales que impondrá el Fondo acerca del gasto público, algo que sólo podremos saber con el tiempo.

   3) Por lo que comenté en mi primera respuesta, el ajuste de la cuota para los créditos UVA va a continuar, a lo que se agregan las subas de tasas de interés decididas días atrás por los bancos. En el resto de los créditos, ya se ve que algunas líneas a tasa fija se han eliminado, con lo cual, las condiciones crediticias están empeorando.

   4) Dar un pronóstico es hoy muy complejo. La cotización del dólar va estar atada, en parte, a las decisiones del Gobierno, del BCRA y a lo que se acuerde con el Fondo, ya que uno de los condicionamientos sería equilibrar la cuenta corriente (N d R: diferencia entre ventas y compras de bienes y servicios al y desde el extranjero), hoy deficitaria, lo que exige un valor más alto para la divisa.

Francisco Rinaldi

   1) Desde mi perspectiva, la inflación es un fenómeno con más de una causa, donde la volatilidad del tipo de cambio ejerce una influencia decisiva sobre los precios en el corto plazo. Por eso, la intempestiva suba del dólar, cuya trayectoria a futuro es sumamente difícil de pronosticar, dará lugar a una aceleración inflacionaria.

   2) El Gobierno anunció que va a ensayar políticas económicas contractivas, como el recorte del gasto de capital en obras públicas o la suba de la tasa de interés, que traerán como consecuencia un enfriamiento de la economía. Si a esto le sumamos los efectos adversos sobre el consumo privado que acarrea la pérdida del poder de compra de los salarios por la aceleración inflacionaria de los meses venideros, la actividad y el empleo se van a ver seriamente afectados, porque el consumo es nada menos que el 70% del PBI. Así, políticas económicas contractivas y baja del consumo afectarán negativamente al empleo, que, en el mejor de los casos, permanecerá estancado. Del lado del empleo público, mucho dependerá de las relaciones fiscales Nación-Provincias.

   3) Quien sacó un crédito UVA el año pasado va a ver incrementada la cuota mensual que paga por el mecanismo de actualización de la misma, ya que sube en función del Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) que depende de la inflación minorista. Y claramente, en la medida que la inflación se siga mostrando indomable, algunos pueden tener serias complicaciones.  De todas formas, hay que tener en cuenta que mucho dependerá del valor de la propiedad que se eligió y de las perspectivas de ingresos, porque para una persona de ingresos medios o altos, estables, en blanco y con aumentos salariales que no se alejen excesivamente de la inflación, el perjuicio será mucho menor.

   4) No puedo dar un valor concreto. El problema con la falta de divisas no es nuevo y es estructural. Y en Argentina, las fuentes de demanda de divisas por las importaciones, el turismo y, ahora más que nunca, el atesoramiento o la cobertura, son muy difíciles de bajar, y las de oferta (exportaciones, inversiones reales, financieras y endeudamiento) todo lo contrario, por lo que creo que no va a ser sencillo estabilizar la cotización de la divisa. A esto habría que agregar el acuerdo con el FMI, que, entre algunas de las posibles exigencias, se inclinaría por un dólar más alto.