Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El alza en los precios de la comida va atada a la suba del dólar

Desde que el tipo de cambio se despertó de su relativa calma, allá por mayo de 2017, los precios del capítulo más representativo del IPC local subieron varios cambios. 

Francisco Rinaldi

frinaldi@lanueva.com

     En Argentina, una de las pocas verdades absolutas es que cada vez que el dólar aumenta su cotización, los precios se aceleran.
Y en especial los de los alimentos básicos, que en Bahía Blanca arrojaron subas promedio del 2,10 por ciento  en el inicio de este año, la segunda más importante de los últimos doce meses, tal como se desprende de las cifras del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca-Argentina (CREEBBA). 
     El mayor alza en los precios de la comida -que entre febrero y noviembre nunca superó el 2 por ciento intermensual- surge como respuesta a la inestabilidad del dólar iniciada allá por mayo de 2017, la que se extendió hasta la actualidad, cuando superó los 20 pesos por unidad. 
     Es que muchos alimentos cuentan con un elevado componente de “bienes transables”, es decir, que son susceptibles de ser exportados -como los aceites y panificados entre otros- y, por ende, altamente sensibles a la volatilidad del “billete verde”. 
     Así las cosas, al despertar de la divisa estadounidense a partir de abril-mayo de 2017 (subió un 2,2%), tal como puede observarse en el gráfico de la página siguiente (Una relación compleja), le siguieron subas en varios rubros del capítulo Alimentos y Bebidas (en el gráfico, AYB), en especial, los cereales y sus derivados.  
     Vale advertir que los movimientos en el tipo de cambio nominal no se tradujeron en incrementos ni de igual magnitud ni tampoco inmediatos en lo que a lapso temporal se refiere, algo típico de este proceso, que se denomina “traspaso a precios” (o pass-through en la jerga económica), según explican los economistas del BCRA.  
      Con todo, el efecto “suba del dólar-inflación alimentaria” dependerá en buena parte de la canasta de consumo de un argentino representativo, la que se reparte entre bienes exportables e importables, por solo citar algunos factores.            
     El aumento en AYB, combinado con subas estacionales propias de la temporada de vacaciones de verano como hoteles, excursiones, transporte interurbano, etcétera, a lo que se suman los aumentos de los precios regulados -tarifas de servicios públicos y transporte- dieron lugar a una de las subas más significativas en el IPC-CREEBBA del último año (ver Inicio difícil). 
    “En forma típica, los bienes con elevado componente de transables suben de precio en respuesta a la mayor cotización del dólar”. 
     “A medida que ese componente se va diluyendo tales  alzas van perdiendo importancia, porque no va a ser la misma la respuesta en el precio de la harina a un aumento del dólar que la de las facturas, por ejemplo”, explicó el economista Gabriel Caamaño. 
    Precisamente, algunas de las alzas más destacadas de AYB en nuestra ciudad tuvieron una estrecha relación con el tipo de cambio: harinas de trigo, que subieron un 7,3 por ciento entre diciembre y enero,  pan fresco (8,9%), cereales y derivados (3,9%) o aceites y grasas (2,1%). 
    Si la comparación se realiza con respecto a enero de 2017, surgen subas del 21% en pan fresco, del 15,4% en pan envasado, 22,1% en fideos secos 17,2% en pastas frescas y 18,4% en harina de trigo, según mediciones del Centro de Estudios local. 
     Incluso, ya se esperan nuevas subas para los meses siguientes. 
     “Los molinos nos informaron de nuevos aumentos en algunas variedades de harina, a lo que se suman los incrementos previstos del 9 por ciento en envases plásticos. Al tratarse de un derivado del petróleo,cuya precio sigue al dólar, también sube”, destacó, desde el Centro de Industriales Panaderos Comarcal Sur uno de sus dirigentes, Lisandro Melinsky.            


    Inicio difícil
      En el arranque de este año,  el  IPC CREEBBA volvió a sufrir una nueva aceleración. 
     El promedio general de precios minoristas avanzó un 2,4% con respecto al mes anterior registrando así la suba más importante de los últimos doce meses. 
    “En términos interanuales se verifica un incremento general del 22,4% respecto a enero 2017”, advierten desde el Centro de Estudios local.
    Durante el mes de enero último en Bahía Blanca, el mayor aumento a nivel capítulos tuvo lugar en Esparcimiento con un alza del 4,9%.
     “En este caso intervinieron fundamentalmente repuntes de tipo estacional por la temporada alta estival con subas del 9,5% en hoteles y excursiones; 5% en transporte destinado al turismo; 4,9% en diarios y revistas y 0,9% en juegos, juguetes y rodados”, acotaron.
     En paralelo, Transporte y Comunicaciones se ubicó en segundo término con un aumento del 3,7% debido a incrementos del 13,6% en los pasajes de ómnibus urbanos; 3% en combustibles; 1,7% en cubiertas, repuestos y reparaciones de vehículos y 1,5% en vehículos de transporte personal.
      Vivienda se ubicó en tercer término con una suba del 2,7%. 
    La misma respondió a alzas del 7,9 por ciento con la entrada en vigencia de las nuevas tarifas de electricidad para las categorías residenciales supuestas en el índice y a incrementos en la      actualización de contratos de alquiler. 
     Alimentos y Bebidas, el capítulo de mayor ponderación, cerró por debajo de la inflación general del mes con un aumento del 2,1%, pese a lo cual, exhibió uno de los dos incrementos más elevados del último año en la ciudad. 
    ¿Qué hay detrás? 
     Más allá de la importancia del traspaso a precios en una economía como la nacional, que ostenta el raro privilegio de “exportar lo que se come”, lo cierto es que la mayoría de los economistas   opina que la aceleración inflacionaria reciente es un subproducto del alza en la cantidad de dinero para financiar a un Estado deficitario. 
     Para muchos de ellos, si hay más pesos de los que la economía necesita para funcionar, estos se van al dólar, se incrementa su cotización y, acto seguido, suben los precios. 
    “Detrás de todo esto subyace la recurrente conducta de los gobiernos argentinos de no resolver de una vez el problema del déficit fiscal”, sentencia el economista bahiense Oscar Liberman. 
    Agrega que sumados los aumentos tarifarios que se van decidiendo en diferentes momentos del tiempo, el resultado liso y llano es un alza continua en el IPC. 
    Pero ¿es la relación dinero-precios tan nítida como a veces se expresa? En rigor, en el corto plazo, puede no serlo. 
     “La emisión monetaria excesiva es necesaria pero no suficientemente inflacionaria. Es decir, difícilmente haya inflación sin emisión de más, pero puede haber factores que contribuyan a     acelerarla, más allá de esto”, señaló Caamaño. 
    Para el analista, esto explica porque cuando hay un cambio en la conducta del Central, “endureciendo” su política monetaria, el mismo no repercute, a la baja, en forma instantánea en el nivel  de precios. Concretamente, dejar de emitir no acarrea una menor inflación en forma inmediata. 
    “Esto está relacionado con el concepto de inercia inflacionaria, que si bien no es la causa de la inflación, si, como corolario de la misma, dificulta notoriamente su baja”, explica Caamaño. 
     Fuentes de inercia son la indexación -tanto formal como informal- de contratos, por citar solo un ejemplo. 
La meta no se toca
    Desde el gobierno hacen caso omiso a los analistas que critican la tozudez oficial en insitir con una meta de suba de precios minoristas tan ambiciosa. 
    Es que luego de dos años consecutivos de no alcanzar los números establecidos (en 2016 la meta era de 25% y terminó en 40%; para 2017 se había fijado entre 12-17% y terminó en el 25%).       Ahora, ya no hay bandas de inflación estipuladas (era de 8-12% en 2018), sino un solo objetivo: 15% este año, 10% en 2019 y 5% en 2020. 
    Pero pese los reparos de las consultoras económicas, el gobierno ratificó ayer que la  meta inflacionaria de este año será del 15% y estimó que  los haberes jubilatorios crecerán por encima de ese nivel.
    Así lo indicó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien afirmó  que los jubilados este año “verán crecer su haber jubilatorio por  encima de la inflación”, y aseguró que la inflación “estará por  debajo del aumento jubilatorio”.
     “La inflación va a estar por debajo de lo que es el aumento  jubilatorio y eso se suma a las políticas que estamos trabajando  desde el programa de Reparación Histórica hasta la normalización y  mejora del PAMI”, enfatizó el funcionario.
Peña se refirió a los indicadores económicos durante una  conferencia de prensa que ofreció en el Centro Cultural Kirchner,  tras participar de la reunión de gabinete ampliado que encabezó el  presidente Mauricio Macri.
    Desde allí, ratificó la tendencia descendente de la inflación,  al sostener “nuestra meta inflacionaria para este año es del 15  por ciento” y remarcó que el objetivo es eliminarla “de la  ecuación económica argentina”.
    En ese sentido, el funcionario dijo que “hemos visto como  numerosos acuerdos paritarios pueden cerrar en torno a esa  previsión y creemos que el compromiso que tenemos como gobierno va  a seguir generando los resultados este año”.
    En materia previsional, destacó, además, que “desde ayer los  beneficiarios reciben sus haberes con el primer aumento de los  tres previstos para este año” y señaló que además varios segmentos  percibieron el bono por única vez.
     “Más de un millón y medio de jubilados cobraron más a partir de  la movilidad de la mínima. Este año el haber va a crecer por  encima de la inflación, tal como había sido nuestro compromiso”, subrayó  Peña para finalizar.