Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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Olimpo: Otra derrota, los goles de Scocco y "la mar en coche"...

El aurinegro perdió los dos cotejos que jugó en este 2018, marcó apenas un gol y la opinión popular del ambiente futbolístico marca que es “equipo descendido”. Todavía falta, quedan 13 fechas.

 

Fotos: NA

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   Yo entiendo: el rival era River, en un Monumental casi lleno y enfrente estaban Ponzio, el “Pity” Martínez, Enzo Pérez y Scocco.

   Entiendo todos. También que Olimpo no podía cambiar ataque por ataque, ni ser tan altanero, pero dejarle al rival manejar los tiempos y la pelota, defender tan cerca de su arquero y cometer faltas sistemáticas todo el tiempo alrededor del área, fue más peligroso que muletas con rueditas.

   Porque los jugadores, todo el tiempo, están declarando: “no somos menos que nadie y tenemos que salir a ganar en todas las canchas”.

   Mentalmente, ante River, después de los saludables 10 minutos iniciales, se sintió inferior. Es una variante táctica jugar abroquelado en tu campo, pero si no contás con alguna contra picante, sino aprovechás alguna pelota parada o sino conseguís defenderte con el balón en tu poder, es prácticamente imposible sumar. Y lo que necesita el aurinegro es justamente eso: sumar.

   Está bien, comprendo, el de enfrente era el “Millo” de Núñez, que le ganó por el peso propio de futbolistas consagrados, distintos y jerarquizados, que el de Bahía no puede extrañar porque no los tuvo a lo largo de la temporada. En la cancha, en el banco o donde sea, lo triplica en presupuesto y eso se notó en 90 minutos que el local dominó a gusto y piacere.

   Pero me cuesta creer que un rival, por más nombres y nivel que tenga, consiga un dominio absoluto. O casi, porque, y vuelvo a reiterar, Olimpo tuvo un chispeante y gratificante comienzo. Fue un flash. Después se replegó con un férreo 4-4-2, sólo presentó presión media, apeló al foul sistemático y, también, a hacer tiempo pensando que el 0-0 era un negoción.

   Olimpo ni siquiera pudo aprovechar una mínima ventaja de un piso deslucido y desparejo. Todo porque los cancheros riverplatenses, en dos o tres días, reemplazaron el césped que se había quemado --por un herbicida—por panes nuevos, y la cancha quedó pareja y presentable para que los pupílos de la Banda hagan el juego que más saben hacer.

   Pero este conjunto de Gallardo cuenta con un jugador que te rompe los esquemas en el cemento, sobre el canto rodado o con una pelota playera. Ignacio Scocco apretó circulo y cruz, como en la play station, y clavó un tiro libre Monumental. Al rato, presionó turbo y empezó a esquivar muñecos, unos cinco, y se metió hasta el arco de Carranza con pelota y todo.

   “Nacho”, tan distinto como eficaz, calcinó a un Olimpo flaco en números y con la finanzas de puntos en rojo.

   Ahora leo o escucho: “Alguien le debió dar una patada a Scocco en pleno slalom” o “había que frenarlo con foul”. En ese momento, la rapidez mental del atacante rosarino viajó más rápido que la de todos los jugadores aurinegros que estaban defendiendo.

   Ahora, perdiendo 2-0 y con un cambio por hacer, el DT Christian Basseadas no puso a ningún delantero. Con el ingreso de Danil Ibáñez intentó equilibrar la zona media, o tal vez darle rodaje al ex San Lorenzo teniendo en cuenta que el partido estaba definido. Se puede llegar a entender.

   Ahora, ¿qué pasa con David Depetris? Es el goleador y apenas jugó 10 minutos en las dos derrotas sufridas por el equipo. ¿Será cuestión de gustos? Puede ser...

   A Olimpo se le está oprimiendo el cerebro y le sigue costando horrores crear juego, convertir y sumar.

   A todo eso hay que agregarle que las lesiones son un mal de nunca acabar y que, cuando quedan 39 unidades en juego, se encuentra a 9 de Tigre, 10 de Patronato (divide distinto), 11 de Vélez y 12 de Huracán. Difícil no, y más si se tiene en cuenta que cosechó 9 puntos en 14 programaciones.