Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Que siga el baile

por Mario Minervino

Hace 114 años, en febrero de 1904, las calles bahienses se vistieron de fiesta para celebrar el Carnaval, una de las festividades más exitosas y concurridas de la ciudad.
Durante el día el juego del agua, entrada la noche los bailes populares y, en el medio, el inolvidable corso.
En 1904, las calles elegidas para el desfile de carrozas eran San Martín y Zelarrayán, entre Rodríguez y Las Heras. La hora de la celebración fue de 8:30 a 12 pm.
En el recorrido se ubicaban los 26 palcos, que eran alquilados por las más conocidas familias bahienses.
El trayecto era iluminado por 17 focos “de gran potencia” y 30 lamparillas eléctricas.
En un palco central se ubicaba el jurado. Las bandas Italo Argentina, de Artillería y de Infantería, se instalaban en diferentes puntos del recorrido.
En la Plaza Rivadavia, la gente se agrupaba “hasta formar un muro de caras humanas donde no se lee preocupación ni pesares, sino gozo y curiosidad”.
También los balcones de las casas eran de la celebración, adornados con coloridos ramilletes de flores. Al paso de los carruajes, la gente lanzaba serpentinas, “la traviesa reina del Carnaval”, la cuales cruzaban el aire “en su carcajada de colores”.
Finalizado el corso, seguía el baile, al cual todos concurrían “con el entusiasmo de las cosas que gustan”.
Era el tiempo del tango, el corte y la quebrada, “donde entusiastas devotos echaban el resto”, según comentó un cronista.
Pocas veces en la historia del siglo XX se tuvo bailes más populares y concurridos que los de carnaval.
Agua, corsos, disfraces, carrozas y bailes populares, para una de las celebraciones más antiguas de la humanidad, pagana en sus orígenes y que los católicos relacionan con el tiempo de cuaresma.