Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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Radioclub: un año más prestando su ayuda a la comunidad

La tradicional entidad sigue llegando a esas emergencias a las cuales otros no pueden acceder.

Ricardo García (presidente) y Silvia Alcaraz (expresidenta), en la sede del barrio Universitario.

Federico Moreno / fmoreno@lanueva.com

   Se trata de un club, y encierra una pasión, como tantos otros. El Radioclub Bahía Blanca, con sede en Guatemala 475, cumplió el último martes 69 años y su presidente, Ricardo García, le contó a “La Nueva.” cómo subsiste esta pasión en épocas de Internet, celulares y conexiones por doquier. 

   “El Radioclub es una entidad de bien público sin fines de lucro, cuya finalidad es reunir gente que tenga la misma pasión, la radiocomunicación. Un radioaficionado es una persona que utiliza las comunicaciones con fines de estudio y experimentación”, comentó García.

   “Muchas personas me preguntan qué le ve uno a este hobby cuando hoy en día con dos clicks en el celular puede hablar a cualquier parte del mundo, y yo les explico que es como ir a pescar: el hecho de que haya pescaderías no hace que haya menos aficionados a la pesca, que preparen su caña, su carnada, estudien el comportamiento de los peces y las mareas. Con la radioafición pasa lo mismo, la gran mayoría de nosotros, por ejemplo, arma sus propias antenas y equipos de comunicación”, agregó el ingeniero electrónico.

   Pero más allá de la pasión, de divertirse en el club, en su casa o en el auto, con equipos fijos, móviles o portátiles, los radioaficionados --cursos, exámenes y habilitación del ENACOM mediante-- prestan un servicio a la comunidad: tienen acceso a las redes de emergencia, por caso de Policía, Bomberos, ambulancias, permanecen a la escucha en casos como el actual del submarino ARA San Juan, o ayudan en situaciones de catástrofes.

   “En el último desastre que hubo en Chile se acercaron al Radioclub muchos bahienses con familiares allá y nosotros éramos los encargados de averiguar si estaban con vida o cómo se encontraban", dijo García. 

   "Ante una catástrofe, las líneas de comunicación y de energía no sirven, por lo que la radiocomunicación sigue cumpliendo un rol irremplazable. Nos comunicábamos con aficionados chilenos, ellos con vecinos y así transmitíamos mensajes importantes entre familias”, explicó.

   El Radioclub Bahía (LU7 DBL) cuenta aproximadamente con unos 300 socios que abonan una módica suma mensual, gracias a la cual la infraestructura de la sede social sigue creciendo. 

   En ese espacio se dictan diferentes cursos donde solo se abona el material de estudio y se rinden exámenes que permiten ir subiendo de categoría.

   Según dicen García y Carlos Horvath, prosecretario de la entidad, la radiocomunicación, por la vía legal, está estrictamente controlada, tanto en lo referido a las frecuencias en las que uno puede hablar como en los registros de cada comunicación realizada.

   Los radioaficionados explicaron que uno de los objetivos prioritarios actuales es reactivar la antena repetidora emplazada en el Cerro Ventana, desactivada hace 8 años por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) y a punto de ser habilitada nuevamente gracias a la gestión de los intendentes Héctor Gay y Sergio Bordoni, de Tornquist. 

   “Tener esa antena en funcionamiento sirve para cualquier emergencia en las montañas o en la zona serrana, donde no suele haber señal de celular. El hospital de Coronel Suárez la extraña, los bomberos, los guardaparques, etcétera. Es muy necesaria, facilita las comunicaciones con el sistema VHF”, comentó García.

De Bahía a Japón

   Cuentan Horvath y García que, históricamente, el idioma que predominó en el mundo en radiocomunicaciones es el español, al punto de que en países lejanos como Japón tienen gran manejo de la lengua. 

   Tan es así, que en una comunicación entre un bahiense y un japonés, cuando este último le preguntó de qué ciudad en particular de la Argentina era, y el bahiense respondió que de Bahía Blanca, el nipón acotó con acento tanguero “¡ahhh, la patria de Di Sarli!”, en alusión al maestro de la música nacido en nuestra ciudad.

   Si uno escoge la frecuencia y el momento del día adecuados, con un equipo apto, se puede comunicar con radioaficionados de cualquier parte del mundo. 

   Cada uno tiene una licencia única, en Argentina comienzan por LU y LW. Los aviones de nuestro país, en cambio, comienzan con LV.