Una mujer que se especializa en“dibujar” el perfil de los criminales
Por Pablo A. Pascual / [email protected]
Había elegido un rumbo para su vida, aunque con el tiempo descubrió que ese no era el camino...
Un día, cuando se detuvo un instante frente a la Universidad de la Policía Federal, en Buenos Aires, descubrió que ese edificio era el lugar en el que podría desarrollarse y especializarse en lo que realmente disfruta: analizar y tratar de comprender la conducta de un criminal.
María Laura Quiñones Urquiza es una destacada profesional diplomada en Criminología, Criminalística y Derechos Humanos, y especialista en técnicas de perfilación.
Tanto en nuestro país como en el exterior dicta seminarios y cursos para capacitar a policías, abogados y psicólogos, entre otros.
“Descubrí esta aptitud luego de empezar a cursar Psicología. No me atraía el estudio de las neurosis; en cambio, me gustaba mucho la parte psicopatológica, en especial, aquellas enfermedades en las que aparecían impulsos homicidas y las personas resultaban inimputables”.
Foto: Juan Pablo Barrientos
Admiradora del médico legista Osvaldo Raffo, dejó la facultad en cuarto año de la carrera y definitivamente entendió que lo suyo era la Criminología.
Admite que sus amigos y familiares “quedaron impactados por la elección” y que se encarga de “estudiar el delito, al delincuente, a la víctima, las medidas de rehabilitación, reeducación, prevención y el impacto que estos hechos tienen en la sociedad”.
Aclara también que “de las ramas de la Criminología, la que más me gusta es la forense, que analiza los tres primeros puntos”.
Al explicar su ciencia, describe que la técnica de perfilación “consiste en encontrar patrones no criminales que expresa el agresor a través del acto criminal”.
Estos “constituyen huellas psicológicas, entre ellas la motivación, aspectos de su personalidad, de su estilo de vida, de probables trastornos psiquiátricos, alteraciones sexuales, habilidades y, lo que es muy importante, probables lugares de residencia y trabajo”.
María Laura considera que no es indispensable estar en la escena del hecho para poder elaborar un buen perfil.
“Valoramos aspectos como el método de aproximación, el de ataque o el de control de la víctima. También se considera si el agresor utilizó fuerza física o, en caso de ser lo suficientemente intimidante para quien sufre el ataque, lo que haya verbalizado durante el mismo”.
Señala que el análisis de la conducta permite aproximarse a la historia del delincuente.
“El perfilador se maneja por clasificación del crimen a través de lo que se llama el método inductivo o estadístico”.
Agrega también que no le importa, una vez que tiene frente a frente al agresor, que éste diga que estaba loco o simule serlo, "porque lo que me dice la verdad de ese momento es la escena o cómo actuó”.
Finalmente, analiza el papel que juegan los medios de comunicación en la cobertura y divulgación de los actos criminales.
“Tienen una función de protección social que es importante, porque nos hacen ver y reconocernos como sociedad a través de todo eso”.
Análisis de los delincuentes
Conductas o formas en las que actúan
Delitos sexuales: “Muchas veces durante los ataques sexuales lo que dice el agresor es más que nada una necesidad psicológica que una amenaza. Esto se aprecia, por ejemplo, cuando elogia a la víctima, se autoinculpa o la responsabiliza y ofende. Todos esos son aspectos tan interesantes para analizar como la dinámica del ataque sexual”, explicó .
Violencia de género: “Los golpeadores son una serie de sujetos que tienen demasiado idealizada a la mujer, y que cuando ésta no cumple eso que su fantasía les dice, pasa a ser un objeto de furia y de descarga de odio y resentimiento”, analizó.
Reconocimiento: María Laura Quiñones Urquiza escribió recientemente un comentario en la contratapa del último libro editado en Estados Unidos por el reconocido perfilador del FBI, Joe Navarro.
Asesinos seriales
Casos poco estudiados
María Laura Quiñones Urquiza admite que en Argentina hay muchos casos sin resolver y que a lo largo de la historia existieron algunos asesinos en serie que “no han sido estudiados lo suficiente”.
“Uno de ellos fue Marcelito, el asesino del Bajo flores, un hombre que mataba por poder”, sostuvo.
El sujeto, identificado como Marcelo Antelo, asesinó a cuatro personas entre febrero y agosto de 2010 y fue condenado a reclusión perpetua.
Explica que le rezaba a San La Muerte “para obtener poder de allí. Necesitaba pedir prestada a una gran potencia el aval para salir a matar”.
Agrega que otro caso es el de Francisco Laureana, un violador y asesino en serie que, entre 1974 y 1975, habría ultrajado y matado a unas 13 mujeres.
Nació en Corrientes y había sido seminarista. Murió a los 35 años, en medio de un tiroteo con la policía en el barrio de San Isidro.
“Era un artesano que hacía figuras en madera, con hijos y esposa, un brillante artista. Cuando salía de su casa le decía a la esposa: 'cuidá a los nenes que hay mucho degenerado suelto' y se iba a violar y matar nenas y mujeres”, describió Quiñones Urquiza.