La escuela de Pelicurá que casi desaparece y es el alma del pueblo
Anahí González
Hace 17 años, la Escuela Primaria Nº 9 de Pelicurá —en el distrito de Tornquist— se salvó de desaparecer. Y con ella, el pueblo. En 1999, cerró sus puertas porque el único alumno que tenía clases se mudó con su familia —sus padres eran empleados rurales— a Tornquist.
Como no había en el pueblo otra familia con chicos —ni siquiera pequeños, lo que hubiera permitido tener una matrícula proyectiva— las autoridades educativas decidieron cerrarla bajo promesa de reabrirla ni bien volvieran a tener matrícula.
Al año siguiente —en marzo de 2000— llegó al pueblo una familia con dos nenes en edad escolar, Jonathan y Damián, de 8 y 6 años. El primer día de clases esperaron ansiosos el momento de izar la bandera, pero la puerta no se abrió. Un mes más tarde, pese a las gestiones e insistencia de la comunidad, la escuela continuaba cerrada.
Entonces, “La Nueva Provincia” se hizo eco de esta situación a través de una serie de notas —ver "Enfoque"— y, el 3 de abril de 2000, la institución reabrió sus puertas y nunca volvió a cerrarlas.
Fue así como los pobladores de Pelicurá recuperaron el aliento, ya que habían empezado a palpitar —con íntima tristeza— el inicio de un camino sin retorno hacia la desaparición, tal como les sucedió a tantos pueblos del interior de la provincia que empezaron a hacerse invisibles a partir de la muerte de sus instituciones esenciales.
Hoy, la Escuela Nº 9 San Francisco del Monte no solo está de pie, sino que festeja sus 75 años con la frente en alto. Cuenta con 8 alumnos, de 1º a 6º año y, en 2007, en sus instalaciones se inauguró el JIRIMM Nº 1 (Jardín de Infantes con Matrícula Mínima) que tiene 5 alumnos.
Karina Scalfi, ex alumna y directora del establecimiento desde hace 15 años, nacida y criada en Pelicurá (nieta de uno de los primeros pobladores) comentó a “La Nueva.” cómo, luego de aquel momento crítico, de a poco todo empezó a mejorar y la escuela volvió a poblarse de guardapolvos, lápices y cuadernos.
“Después de su reapertura en el año 2000, empezó a llegar gente a los campos, se instalaron familias, y el año pasado llegamos a tener 12 alumnos”, destacó.
“La escuela es el corazón del pueblo y el centro de reunión. La gente siempre espera que se organice un acto o una reunión para participar”, contó esta docente que hace patria en un pueblo de tan solo 25 habitantes y que tiene, en total, tres instituciones: la escuela, el jardín y el Club Atlético Pelicurense.
Karina vive con su marido, otro exalumno de la Escuela Nº 9, quien se dedica a la actividad agropecuaria. Ella asegura, con orgullo, que Pelicurá es su lugar en el mundo.
“Por esas cosas de la vida, esta no solo fue mi escuela sino que fue la primera escuela en la que di clases cuando me recibí de maestra. Fue un regalo que me dio la vida", dijo.
De su etapa como alumna de la EPNº 9 recuerda especialmente cuando la docente Margarita Wallace de Pessi pasaba por la tranquera del campo de su papá para llevarla a la escuela. Lo hizo durante los 7 años de educación primaria suya y de su hermano. Historias anónimas que hablan de la idiosincrasia de la gente de estos pueblos.
"En aquellos tiempos no había teléfono, así que si llovía papá nos llevaba igual a la tranquera porque era un hecho que Margarita iba a estar allí", señaló.
Karina es mamá de Alejo y José, quienes estudian como pupilos en la Escuela Agrotécnica de Darregueira.
Llegó a ser maestra de Jonathan y Damián López, los pequeños gracias a los cuales la escuela reabrió sus puertas en el año 2000.
"Recuerdo a un Jonathan muy tímido, callado y sumamente respetuoso y a un Damián travieso, siempre sonriente y divertido", dijo.
En 2004, cuando Jonathan egresó, Karina, junto a un grupo de mamás, lo llevaron a él, a su hermanito y a todos los nenes de la escuela a pasear por Mar del Plata.
"Muchos, como Jonathan, no conocían el mar. Esa cara de sorpresa de los chicos mirando el mar, esa imagen, no me la voy a olvidar más", contó.
Respecto al futuro de la escuela se mostró optimista.
“Hay muchos chiquitos viviendo en el campo y en el pueblo. ¡Hay escuela para rato!”, remató.
A Jonathan y a Damián no los voy a olvidar nunca
Eran hermanos muy parecidos por dentro y por fuera: algo tímidos, desconfiados, cachetes colorados, mirada inocente... Qué absurdo, pensé, resulta vivir “pegaditos” a un colegio que, por caprichos burocráticos, se encuentra cerrado.
Viajamos con indignación y decisión. Desde esta humilde profesión --que al fin de cuentas, a la luz de lo conseguido, no es tan humilde-- deseábamos ayudar a toda esa gente que pedía a gritos que “el corazón del pueblo” siguiera latiendo.
Porque a las pocas horas se logró, con emotivas fotografías y unos pocos párrafos que denotaban la tristeza de los vecinos de Pelicurá, que esas puertas volvieran a abrirse.
Y aquel lunes de 2000, Jony y Damián volvieron a la querida escuela rural Nº 9 San Francisco del Monte, con sus guardapolvos blancos y el aplauso del pueblo. La bandera volvió a flamear.
Qué felicidad saber que esas aulas siguen siendo protagonistas del bullicio de los chicos, que el corazón nunca dejó de latir.
¡Qué alegría es ser periodista!
Los festejos por los 75 años de vida
Hoy. A las 10, se realizará el acto oficial por el 75 aniversario en la EP Nº 9 San Francisco del Monte. Se reconocerá a cinco familias, cuyos miembros fueron alumnos por tres generaciones. “Eso habla del fuerte arraigo que tiene la gente de acá. Es un pueblo muy pequeño que no ofrece posibilidades laborales, pero la gente se ha quedado a trabajar en los campos que sus abuelos les legaron”, contó Scalfi.
A las 13. Se realizará un almuerzo del reencuentro, al que asistirán unas 250 personas entre exdocentes, exalumnos, alumnos, familias, pobladores y otros miembros de la comunidad.
El personal. La docente de inglés es Gisela García y la de Educación Física, Juliana Fernández. Ambas viajan desde Bahía Blanca. Además, en 2015 se designó personal auxiliar, hoy conformado por Graciela Baliño y Gabriela Valcarce. La docente Karina Scalfi es la directora de la Escuela Primaria Nº 9 y Mariana López es la docente del JIRIMM Nº 1.