Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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La suba de Epecuén pone en peligro las ruinas de la villa

El agua ya avanzó unos 200 metros sobre la villa. Algunos lugares ya no son tan fácilmente accesibles como antes.
Las aguas ya se adentraron unos 200 metros en lo que queda del balneario. Se estima que el nivel podría aumentar unos 40 centímetros más. Fotos: Gentileza Fabio Robilotte

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com.ar

   Todavía lejos de tiempos tristes, de inundaciones y pueblos perdidos, Carhué y todo Adolfo Alsina observan hoy como -lentamente- la laguna vuelve a engullirse a la villa balnearia Epecuén y las ruinas de lo que alguna vez fue. Y si se tiene en cuenta que los pronósticos hablan de la continuidad de lluvias durante los próximos meses, la situación tendería indefectiblemente a empeorar.

   En tan solo un año, las lluvias y los aportes de los arroyos Pull y Pigüé subieron la cota en 61 centímetros -94,24 a 94,85 desde agosto de 2016-, provocando que el agua hipersalina ingrese unos 200 metros dentro de lo que queda de la localidad. La zona de las piletas, que hasta hace poco era fácilmente accesible para grandes y chicos, ya está de nuevo cubierta.

   El aumento del nivel del lago no representa un real peligro para Carhué, pero sí un dolor de cabeza para su sector turístico -tanto privado como municipal-, que ha sabido aprovechar la aparición de las ruinas para dar a conocer el lugar y hacer su historia famosa en todo el mundo.

   “Epecuén va subir 40 centímetros más durante la primavera, un nivel esperable -reconoce Fabio Robilotte, miembro del comité de cuencas de las Encadenadas del Oeste-. Nos va a encontrar con todo saturado, ya que el suelo no puede absorber más y drena todo hacia la laguna”.

   En la actualidad, el único líquido que ingresa en el lago proviene de sus afluentes naturales: los arroyos Pull y Pigüé, aunque en el caso de este último solo lo hace un caudal de mantenimiento, ya que la mayoría se envía a la laguna del Venado. El resto lo hace a través de las lluvias y de ahí nace el problema.

   En los últimos años, conforme el agua se iba retirando y dejaba las ruinas al alcance de todos, el promedio de lluvias fue en aumento, superando en varias oportunidades al histórico de 800 milímetros, y alcanzando los 1.000. La situación no llegaba a ser complicada debido a la evapotranspiración propia del verano y al escurrimiento hacia las napas. Hoy, esas mismas napas están llenas y no aceptan más agua.

   “Normalmente, las lluvias se dan entre septiembre y octubre, y ese aumento de nivel se pierde durante el verano; cuando vuelve a llover en otoño, el sistema tiene poca agua de nuevo. En cambio, en la actualidad tenemos agua acumulada de los últimos años y eso cambia la situación”, destaca Robilotte.

   Entonces, a menos que ocurra un fenómeno totalmente diferente a la normalidad climatológica durante los próximos meses en esta zona, el nivel de Epecuén va a continuar aumentando.

   “La altura normal de la laguna es como estaba hace dos años -NdR: se midieron 93,15 metros por sobre el nivel del mar-. En la inundación de 1992 llegamos a tener 100,45 metros, casi 6 metros más que en la actualidad. Lo que tenemos ahora es exclusivamente producto de las lluvias de los últimos años”, asegura.

Esta crecida no representa un problema estructural para Carhué, más allá del avance del agua sobre las ruinas de Epecuén", dijo Robilotte.

   ¿Otra mala noticia? En condiciones normales, es decir sin precipitaciones extraordinarias, la laguna tardaría cuatro años en bajar los 1,7 metros que subió desde 2012. Y los problemas que esto va a terminar causando son más bien económicos que estructurales.

   “En realidad, hoy no existe ningún tipo de peligro para Carhué, más allá del avance del agua sobre la villa. La situación es totalmente distinta a 1985 y 1992, porque se han realizado obras y se consensuan las medidas de la cuenca. En aquel momento fue un sálvese quien pueda, pero ahora venimos trabajando desde 2001, educando a las comunidades que forman parte de las Encadenadas”, cuenta.

Camino costero

   El camino costero hacia las ruinas- donde desde hace un par de años se había instalado la Playa Ecosustentable y en enero se había conseguido el Récord Guinness de cantidad de gente flotando de las manos, sin dispositivos de flotación- también está en problemas: la crecida del agua ha cubierto varios tramos y ahora es necesario volver a utilizar el viejo camino que iba paralelo a las vías del ferrocarril. Son 12 kilómetros, contra los 6 que se podían hacer hasta el momento.

   Aquí el problema no es el nivel del agua, sino su alta concentración salina, que termina carcomiendo el metal o los plásticos de cualquier vehículo.

¿Se vienen cambios en el manejo de las Encadenadas?

Salinidad. Robilotte confirmó a La Nueva. que el ingreso de agua de los últimos tiempos ha provocado un “pequeño descenso en la salinidad” del lago Epecuén. Sin embargo, confirmó que esto no afecta a la parte de servicios turísticos que se dan con el agua, ya que las propiedades hipersalinas se mantienen.

Ingreso. El manual de operaciones, respaldado por la Autoridad del Agua bonaerense, señala que a Epecuén no puede ingresar agua del sistema de las Encadenadas del Oeste mientras su nivel no se encuentre por debajo de los 93 metros por sobre el nivel del mar.

Única. “Epecuén es la única laguna de todo el sistema que no puede tener cotas máximas o mínimas, porque desde ella no se puede mandar agua hacia otro lado. Nunca llegamos a la cota de 93 metros que especifica el manual, porque llueve o porque no evapora lo suficiente”, dijo Robilotte.

Manejo. Por estos días se va a ejecutar un nuevo estudio sobre la cuenca de Encadenadas del Oeste, para llevar a cabo un nuevo manual de operaciones. “Los parámetros generales van a seguir siendo los mismo, y se verá si hay más obras necesarias -comentó el funcionario-. También se hablará del uso de las tierras alrededor de las lagunas, si se usan para siembra o ganadería, algo que hasta ahora no se tenía en cuenta. Pero Epecuén sería la que menos cambios de manejo tendrá”.