Se recuperó y quiso ayudar al Bajo Rondeau: "Tengo 2 hijos y 170 más que son del corazón"
Por Pablo Goicochea / [email protected]
Belén Uriarte / [email protected]
Laura Mellado tiene 29 años, dos hijos de sangre —Abel (3) y Mikaela (8)— y 170 de corazón.
Vive con su pareja Diego Castillo en una casa del Bajo Rondeau, barrio al que decidió ayudar después de superar una enfermedad.
—Hace 5 años me descubrieron un tumor, mi hija tenía 3. Y me dije "pucha, pensar que uno a veces se queja por cosas tan insignificantes... ¿qué mundo le va a quedar a mi hija?.
La respuesta la encontró en la solidaridad: una vez recuperada, formó "A puro corazón", un comedor que funciona en su casa —Ricchieri 545— y asiste de lunes a sábado a 170 chicos de diferentes edades.
Cuando Laura llegó a Bajo Rondeau, con su hija Mikaela y su pareja, vio muchas casas de chapas, muchos chicos, mucha necesidad.
Su marido recorría las calles como cartonero y ella empezó a acompañarlo. Juntos buscaban pan, lo traían y después lo repartían entre los vecinos. Y rápidamente el pan se transformó en un plato de comida.
Los vecinos iban a su casa con cacerolas, las llenaban y se iban. Cada vez eran más. Y lo siguen siendo.
—Es la casa del barrio, "no tenemos puerta". Los chicos vienen y entran. Hacemos todo entre todos —cuenta Laura.
Laura y Diego vivieron un tiempo en casa de chapa y de a poco empezaron a construir. Ahora están cerrando el lugar para que los chicos no pasen frío y quieren dividirlo.
—La gente viene a cualquier hora, sabe que siempre va a encontrar una respuesta. Mis hijos son mis hijos, los amo, pero tengo 170 más que son del corazón. Si tienen un problema vienen: no sé si van a encontrar una solución, pero un beso y un abrazo seguro —explica Laura.
Ella y su marido, que iniciaron los trámites para transformar ese lugar en una ONG, dicen que no quieren un comedor para siempre. Desean que los chicos salgan adelante y no vayan a comer, sino a jugar.
Pero la situación es complicada: hace un año repartían 100 porciones de comida, este año dan 200. La necesidad se duplicó. Y la ayuda también.
—La idea es demostrarles a los chicos que no es pedir, que ellos también pueden hacerlo. Y que se puede generar a través del trabajo. Ellos son los que pueden cambiar todo esto, los grandes estamos para ayudarlos —aseguró Laura.
—Queremos que dejen la calle, que vengan a leer, a armar un rompecabezas. Hablamos mucho de la droga. Tuvimos el caso de Marquitos, el chico que juega en Olimpo y pudo salir de todo eso —agrega su pareja.
Laura y Diego pasaron muchas cosas juntos y siempre lograron superarse. Ahora invitan a la comunidad a dar una mano.
—Los que se quieran sumar bienvenidos, para restar ya hay muchos —cierra Laura.
Actividades
Los martes y jueves hacen cena a partir de las 19:30 para que puedan irse temprano por el frío. Y los lunes, miércoles y viernes ofrecen la merienda desde las 17:30.
El sábado en tanto, realizan una merienda y actividades que incluyen a los papás: cortes de cabello y tareas de computación —les donaron 5 notebooks—.
Los chicos también van a jugar y aprender.
Cómo trabajan
Laura destaca el trabajo de la Comuna con las plateas para que la gente no duerma en piso de tierra y cuenta que también reciben donaciones de alimentos secos por parte de la Municipalidad.
Y no se olvida de lo que falta: en Bajo Rondeau quieren que arreglen las calles porque "es imposible pasar".
El comedor se mantiene con las donaciones y lo que muchas veces sale de sus bolsillos. Aunque reconocen que les vendría muy bien la ayuda de una empresa grande.
Por mes hacen una feria de ropa y también venden empanadas para comprar lo crudo, que es lo que más les cuesta conseguir: usan una caja de pollo (20 kilos aproximadamente) y 10 kilos de carne picada en cada cena.
Cómo ayudar
Al comedor le falta una cocina industrial —hasta ahora se arreglan con un mechero—, un freezer para guardar comida, mesas, sillas, paneles de calor, sanitarios y lavamanos para los baños que están por construir.
Los nenes necesitan principalmente medias y zapatillas por el mal estado de las calles. Y en cuanto a comida, siempre falta carne, leche y pan.
Quienes quieran colaborar pueden llamar a los teléfonos (0291) 154374195 o 4305676. También pueden escribirle a Laura a [email protected] o acercarse al comedor, en Ricchieri al 545.