Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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La inflación en Bahía Blanca, un lastre cada vez más pesado para los sectores más vulnerables

Una canasta económica para una familia tipo costó en octubre un 43,58% más que en 2015.
Fotos Archivo La Nueva.

Por Francisco Rinaldi / frinaldi@lanueva.com

   Una familia bahiense de cuatro integrantes, dos adultos y dos menores, tuvo que gastar en octubre $ 21.036,50 para acceder a una canasta completa de bienes y servicios compuesta por las variedades más económicas del mercado, de acuerdo con el Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca-Argentina (CREEBBA).

   La canasta en cuestión, identificada como económica, compuesta por segundas marcas y marcas bajo precio, exhibió un incremento interanual (septiembre de este año con relación a igual mes de 2015) del 43,58 por ciento, ya que en el décimo mes del año pasado su costo total fue de $ 14.651,10.

   En tanto, otras dos canastas, la primera, elaborada con algunas primeras marcas (canasta estándar) y otra, exclusivamente con primeras marcas (canasta superior), arrojaron como valores finales $ 27.072,26 y $ 30.549,80 respectivamente, siempre de acuerdo con los cálculos del CREEBBA.

   Así, en la comparación interanual, el valor de la canasta estándar se incrementó a razón del 41,91%, mientras que la canasta superior aumentó, para el mismo lapso, un 37,17%.

   Como se observa, la canasta económica se incrementó por encima de las otras dos (estándar y superior). El dato no es menor si se tiene en cuenta que la canasta económica está directamente asociada a los consumos de las capas más desprotegidas de la sociedad local, quienes siempre buscan las variedades de productos más baratos, lo que confirma, otra vez, la regresividad de todo proceso inflacionario.

   Agregó el CREEBBA que los precios crecieron 1,7% intermensual (octubre contra septiembre de 2016), ampliando esa diferencia hasta el 41,8% interanual. El centro de estudios local adelantó que la proyección inflacionaria en el año cerraría en torno al 37%.

   De cumplirse, se trataría de alrededor de dos puntos porcentuales menos con relación al otro pico inflacionario -el de 2014- gestado tras una devaluación.