Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El uso del rifle sanitario

Qué cosa tan maleable debe ser el tiempo, porque a veces "hacemos tiempo", otras "pasamos el tiempo" o "aprovechamos el tiempo" y hasta "matamos el tiempo". No podría afirmar si hoy estaba haciendo tiempo o alguna de las otras posibilidades, pero lo cierto es que hoy, leyendo sobre la evolución o involución del rodeo vacuno del país, volvió a mi memoria el recuerdo de la última epidemia de fiebre aftosa que sufrimos.






 Qué cosa tan maleable debe ser el tiempo, porque a veces "hacemos tiempo", otras "pasamos el tiempo" o "aprovechamos el tiempo" y hasta "matamos el tiempo". No podría afirmar si hoy estaba haciendo tiempo o alguna de las otras posibilidades, pero lo cierto es que hoy, leyendo sobre la evolución o involución del rodeo vacuno del país, volvió a mi memoria el recuerdo de la última epidemia de fiebre aftosa que sufrimos.


 Pero, ¿cuándo ocurrió? Como Internet sirve para todo, Google me volvió al 2003 y al 2006, recordándome que ese suceso inesperado tiró al tacho de los desperdicios el estatus de país libre de aftosa que habíamos logrado tras largos y costosos años y esfuerzos. Todavía se discute si llegó de Paraguay o de Bolivia con algunas tropas de terneros contrabandeados o no, con o sin conocimiento de los organismos de control. Pero eso es otra historia.


 Uno de los artículos aparecidos en Internet se refería, precisamente, a esa epidemia, y decía un periódico de Salta: "La existencia de un brote de aftosa en el norte del país fue confirmada el viernes por el Senasa, que dispuso de inmediato el 'sacrificio sanitario de los animales, a fin de cumplir con la normativa internacional y poder recuperar el estatus de zona libre de aftosa con vacunación en el término de 180 días'".


 Ese "sacrificio inmediato" es lo que con relación a la aftosa, generalmente, se conoce como "rifle sanitario". Tiene por objeto eliminar animales peligrosos con el fin de parar el avance de la enfermedad. Ya despierta mi curiosidad, le pedí a Google mayores informes sobre este tan mentado método de control y encontré numerosas citas.


 En resumen, esta operación de necesidad y urgencia, eufemísticamente llamada "rifle sanitario", consiste en la eliminación lisa y llana de los enfermos, por las dudas. Una especie de eutanasia inconsulta para prevenir males mayores.


 Bueno, continuando con esta posibilidad de vagar por Internet sin necesidad de tener ideas propias, me puse a ver en cuántas ocasiones se había aplicado el rile sanitario. Para mi sorpresa, encontré que no estaba limitado exclusivamente a la erradicación de las pobres e indefensas vacas con aftosa, sino que se había usado y se sigue usando en muchas otras actividades en las que la muerte de unos pocos seleccionados presuntamente podría evitar males mayores.


 Además de matar vacas, al rifle sanitario se lo menciona también en relación a la eliminación de perros peligrosos para la gente o de los perros cimarrones que diezmaban las majadas de ovejas. Pero, ¡oh sorpresa!, recientemente se lo proponía con el mismo nombre en Península Valdés, para controlar las gaviotas que atacaban a las ballenas. El argumento es que las ballenas atraen al turismo que deja dinero y las humildes gaviotas las espantan al picotear sus lomos para arrancarles trozos de piel y grasa. ¿Qué son entonces unos pocos gramos de plomo? El rédito económico es innegable, ya que la relación costo/beneficio es decididamente favorable al rifle.


 Seguí leyendo artículos así, al pasar, y encontré uno llamado "Política y Aftosa", de Oscar A.Bottinelli (uruguayo), quien habla de la aftosa y termina con una frase sibilina que resulta arriesgado interpretar: "No es necesario abundar demasiado sobre la importancia de que un país, o sus elites, tomen conciencia de la necesidad de prever con mayor anticipación y mayor profundidad los riesgos que afrontan, y con calma y claridad trazar con frialdad las estrategias y alternativas de decisión".


 Supondría que el autor sigue refiriéndose en ella a la aftosa, pero quizás su frase, conscientemente o no, podría tener también otras connotaciones menos específicas. O quizás simplemente interpreté mal.


 Cosa extraña ésta del rifle sanitario, porque si uno trata de desentrañar la filosofía oculta detrás de tales actos, podrían encontrarse muchos antecedentes mundiales sobre tan drástica medida, aunque no se la haya llamado precisamente rifle sanitario. Al fin y al cabo, con uno u otro nombre, ha sido la forma inhumana de cuidar a la humanidad de quienes (a criterio de los dueños del rifle), supuestamente la podrían afectar. Que se haya usado el rifle o el garrote, el puñal, la horca, la cruz o la guillotina, ha sido la forma fácil, rápida y tentadora que invita a terminar con los problemas terminando con sus actores molestos o peligrosos. Algo así como la elección por el mal menor.


 Ello no deja de ser un criterio discutible y de alto riesgo, ya que en algún momento cualquiera de nosotros se podría encontrar en la mira de un rifle sanitario que, esgrimido por un iluminado, pero del otro lado, nos invite al reposo eterno bajo el argumento del bien común. El sustituto civilizado del rifle sanitario es la Justicia, que con su balanza ecuánime está llamada a pesar sin pasiones los intereses contrapuestos. Pero... no siempre la venda está bien puesta y pocas veces, además, la Justicia llega a tiempo. La tentación del rifle sanitario ha estado y estará siempre presente.


 En fin, mejor me vuelvo a Internet, que tiene capítulos enteros dedicados a chistes, juegos y entretenimientos que garantizan un relax mucho más saludable.
Ing. Saúl A. Ubici

Bahía Blanca


Del trigo al helado








 De acuerdo con la información publicada diariamente sobre el valor del trigo puesto en Buenos Aires, se puede establecer una relación trigo-helado muy aproximada:


 1 tonelada de trigo en el puerto de Buenos Aires: 580 pesos. Menos gastos de flete y comercialización, según distancia promedio: 100 pesos. Neto: 480 pesos por tonelada, o sea 48 centavos por kilogramo.


 1 kilogramo de helado en heladerías de marcas muy conocidas: 58 pesos.


 De ello surge que un productor, idealmente, tendría que ir a la heladería con 2 bolsas de 60 kilos de trigo cada una, o sea con 120 kilos de trigo, ¡para comprar un kilo de helado!


 ¿Cuál es el famoso "término de intercambio" del trigo en nuestro país?


 Ahora se ve por qué la producción de trigo argentino, antes alimentaria del mundo, hoy, y sólo por ahora, apenas alcanza para el consumo interno, y en un país despoblado; favoreciendo, además, el indeseable monocultivo.
S. José Moroder

Buenos Aires; sjosemoroder@yahoo.com.ar